Sofía permanecía paralizada, el cuerpo temblándole mientras todos la rodeaban como depredadores olfateando su miedo. Las palabras que caían sobre ella eran cuchillas afiladas, y cada una la golpeaba con fuerza.
—¡Maldita zorra ! —escupió Valentina, acercándose, sus ojos llenos de desprecio—. ¡Siempre creí que eras una oportunista, y ahora lo confirmo!
Sonia, con la voz cargada de veneno, se acercó también: —¡Bruja! ¡Nos has engañado a todos! ¡No mereces nada de lo que tienes!
—¡Siempre supiste que Brian no es tuyo! —gruñó con furia—. ¡Y aun así te atreves a quererlo a toda costa! ¡Eres peor que una basura!
Maxin dio un paso adelante, con el ceño fruncido, y su voz era como acero: —Déjame darle una lección a esta malagradecida. Brian lo pensará dos veces antes de meterse con Anna nuevamente.
Sofía apenas podía creer lo que escuchaba. Ese hombre… Su propio padre, quien debía protegerla, ahora estaba dispuesto a , convirtirde en el protector de la amante de Brian… y no de ella, su hija.