Capítulo 54: Eres hermosa...
Adrián no dijo nada.
Un silencio largo y denso se instaló entre ellos, solo roto por el suave murmullo del agua del lago. Valeria se sintió aturdida; el eco de sus propias palabras vergonzosas ("mejores que yo", "ella me odia") seguía en el aire. Pero, por alguna extraña razón, se sentía más tranquila. Más ligera, por haberse expresado, aunque fuera lo primero que pensara.
De repente, la voz grave de Adrián interrumpió la noche.
—¿Sabes qué es lo que más odio? ¿Lo que he odiado toda mi vida?
Valeria levantó la mirada bruscamente. El corazón le dio un vuelco. Por un segundo, creyó que él ya no le hablaría más, que simplemente se levantaría y la dejaría allí. Oírlo, y oír eso, la sacó de golpe de su autocompasión.
Se obligó a mirarlo. Él seguía con la vista fija en el lago, su perfil era una silueta nítida contra el resplandor del agua. Ya no parecía molesto. Solo miraba con una pizca de seriedad e indiferencia, con esa sensación de tener los ojos caídos, como si cargara con un peso inv