El viento soplaba con suavidad, como si la tierra misma estuviera exhalando un suspiro de alivio tras la prueba. El aire había perdido su densidad, la tensión que había dominado el entorno parecía haberse desvanecido, y por primera vez en mucho tiempo, Samantha y Alexander sintieron que el peso de lo que les esperaba no era tan abrumador. Pero eso no significaba que la batalla hubiera terminado. En su interior, sabían que este era solo el comienzo de una nueva etapa, una donde sus decisiones tendrían repercusiones que no podían imaginar aún.
Avanzaron por el sendero iluminado por una luz suave, una luz que parecía surgir de la tierra misma, guiándolos hacia lo desconocido. Cada paso que daban los acercaba más a un destino que se sentía incierto, pero al mismo tiempo, necesario. A medida que recorrían el camino, el paisaje se volvía más claro, más definido, como si todo estuviera recobrando su forma original. El sol, que antes parecía distorsionado y distante, ahora iluminaba de manera