La caverna que antes había sido el escenario de la última prueba se hallaba ahora en un silencio absoluto. La luz de la esfera había desaparecido, dejando un resplandor tenue, como un eco de lo que había sido. Samantha permaneció en el mismo lugar, pero ya no era la misma. Algo había cambiado dentro de ella, algo profundo que no se podía describir con palabras, pero que sentía en cada fibra de su ser.
Los Guardianes se acercaron lentamente, sus ojos fijos en ella, pero había algo diferente en su mirada. No era solo admiración o respeto, sino también una leve cautela, como si supieran que, de alguna manera, el equilibrio estaba más cerca de ser alcanzado, pero aún quedaba una incertidumbre en el aire.
El líder de los Guardianes, quien había sido su guía desde el principio, dio un paso al frente. Su rostro, que había permanecido impasible durante todo el proceso, ahora mostraba una ligera inclinación de cabeza, una señal de respeto por lo que Samantha había logrado.
"Lo has hecho," dijo