—Señor Sanlúcar, —su asistente titubeo, —Usted no puede solicitar una cita en el registro civil Apenas escuchó aquella negativa, dejó los documentos que revisaba y alzó la vista, su verdes iris destellaron con irritabilidad esperando que su asistente explicara; ¿Por qué razón, alguien le negaría una cita en el registro civil para su boda con la mujer que él había escogido? Toda orden era cumplida por el hombre más poderoso de Chicago. Ella, Maggie, coloco en la mesa un acta de matrimonio, la cual Vicenzo no observó. Él requería respuestas no quería documentos. Su asistente era algo torpe y no encontraba las palabras exactas para darle la noticia, trago saliva y sintió las piernas temblarle como si ella fuera la culpable o la ineficiente. —Es… es, que usted ya está… casado Señor … Vicenzo se dejó caer pesadamente sobre el respaldo de su cómoda silla giratoria, tomó el papel en sus manos, observó con detalle la firma, analizó cada línea y cada punto, si, efectivamente en sus manos había un acta de matrimonio que él no recordaba haber firmado, o que él no lo había hecho, esbozó una sonrisa, le encantaría recordar el rostro de su esposa… Helen —Búsquenla, Deseo conocer a la señora Sanlúcar
Ler maisDisfrutó de un amanecer sentada en esta banca en un parque, como hace tiempo no lo hacía, el confinamiento no es bueno para mí, menos para Peter, la razón de mi vida, hace un año que me instale en esta pequeña ciudad lejos de las grandes urbes, solo Dios sabe cuán difícil me fue empezar desde cero sola sin un centavo en la bolsa y llena de miedo. Hasta que el medico me dijo que no estaba realmente sola y que tenía aproximadamente seis semanas de embarazo. Esa fue la mejor noticia que pude recibir.
Mientras tengo ese recuerdo veo venir un auto lujoso, corre por mi cuerpo un nerviosismo que me provoca una taquicardia. Agacho la cabeza, cubro mis ojos con unas gafas y mi cabello con una pañoleta. Luzco como una mujer demente que se ha escapado de prisión o que se ha robado a un niño, me siento como si hubiera hecho lo segundo. El auto pasa de largo, me levanto tomo mi bolsa y me marcho de la tranquilidad que me provoca ese lugar, sé que Peter necesita salir de vez en cuando del pequeño apartamento y que no debería asustarme por cualquier auto, pero prefiero ser prevenida, a él no le daré una vida de gritos y maltratos. Llego a la esquina y antes de cruzar la calle un hombre de traje me detiene, tiene unas gafas y un cable que sale de su oído. Me mira o eso creo, detrás de esas oscuras gafas.—El señor la está esperando —a unos metros se había estacionado el auto paso frente a mí, negro y con los cristales polarizados, lo había sospechado. Mi intuición no me fallaba. No quiero volver al mismo infierno, me doy la vuelta ignorando al “caballero” y detrás de mi hay otros dos hombres, ni siquiera se cuando me rodearon. A donde quiera que vea mi alrededor está vacío no hay una sola persona—¡Por favor señora Sanlúcar no provoque bullicios, el señor Sanlúcar solo desea verla y hablar con usted!Tan claro de él, jamás le gusto el escándalo ni nada que pudiera dañar su imagen, estoy temblando con las piernas como gelatinas y el corazón a nada de salir de mi pecho como las lágrimas que se acumulan en mis ojos. No puedo creer que aun siento algo por él, solo una cosa debería nacer en mi corazón; Odio.
Se que si me resisto será peor y podría lastimar a mi bebe. Lo saco de la carriola y lo aprieto contra mi rostro. Uno de ellos la recoge la dobla y sube a la cajuela mientras me van acercando al auto, la puerta se abre desde dentro y veo como un hombre se recorre para dejarme entrar. el interior es oscuro como mis recuerdos…Dieciséis meses atrásLos días eran un tormento, nunca sabía de qué humor iba a llegar Vicenzo o si le parecería bien mi forma de vestir o la comida que le preparaba cada día. Siempre me decía que su situación económica estaba empeorando, y yo comprendía que eso era lo que siempre lo ponía de muy mal humor. Pero por qué siempre se desquitaba conmigo si siempre me mostré comprensiva, jamás le exigía nada más que afecto y amor, pero eso para él era como si se tratara de un estupidez.
Esa noche me vestí lo mejor que pude, con lo poco que me daba para la despensa, los vestidos de buena marca me quedaban inalcanzables, pero una buena tela y un buen corte siempre podrían sacar del aprieto a cualquiera en mi situación; me esmeré y pensé que podía funcionar pero para el nada era suficiente si era algo que venía de mí.
—Eres una estúpida, Helen — tiene una sonrisa en su rostro, Vicenzo tiene esa mirada malvada de nuevo — ¿Como piensa que te llevare así a esta reunión tan importante?—mantengo mi sonrisa forzada aunque me aplasta sus palabras como a una mariposa que le cortan las alas, —¿Quieres que todos se burlen de mí. Quiere que todos murmuren de ti? ¿Dónde quedo la mujer de la que me enamore? ¡ah! ¿qué hiciste con ella? Te lo advertí esto era una oportunidad muy grande para mí, para que la empresa de mi padre se estabilice, necesito de esos socios y tú qué haces vestirte como una cualquiera. Me recogí el cabello y me maquillé con más naturalidad que la vez anterior. Apenas tenía seis meses de matrimonio y nunca veía un rostro amable o un tacto amoroso y habían sido ya los peores seis mees de mi vida pero cada mes era más violento y más intolerante. No sé porque dure tanto tiempo viviendo así. Soportando toda clase de insultos quizás un parte de mi creyó que volvería ese Vicenzo amoroso y tierno del que me enamore. Tal vez el amor me cegó—¿Qué, no te gusta? — me atreví a preguntar con una sonrisa mezclada con lágrimas y una nariz mocosa. Mi vestido tenía un escote más recatado y el largo era a la mitad de las pantorrillas, no marcaba mucho mi figura, era discreto y bastante elegante. Pero el parecía no estar satisfecho —Pareces una mujer amargada y descuidada, has perdió tu toque, tu femineidad,—me lo dijo rodándome como una sombra monstruosa que se comía mi energía y la seguridad en mí misma. —Ya no me provocas nada. Sabes que es mejor que me largue sin ti, diré que estas enferma, indispuesta o que saliste con tus amigas. Lo que sea.¿A quién le diría?, ¿Quién se preocupaba por mí? me preguntaba mientras apretaba mis labios para no llorar frente a él como una niña. Me estaba rompiendo el alma y no se daba cuanta, yo me había enamorado de él, de su encanto de su ternura de su comprensión. Cuando firme el acta la vida y su mirada me cambio para siempre, a seis meses estaba tan destruida; casualmente casi nadie acudió a nuestra boda, amigos de Vicenzo llenaron el salón, hombres importantes. Y yo era la más feliz en ese momento que no me detuve a pensar que ni siquiera invité a mis amigos, el único que me acompaño fue mi padre. A mi madre después de que se divorciara de mi padre cuando yo era muy pequeña deje de importarle así que solo a él lo tenía en este mundo.
Después de dejarme sola por más de cuatro horas volvió a casa, yo me di un baño y me metí a la cama sin más. El movimiento del colchón y el jaloneo de las sábanas me informo que había llagado. Yo no me moví ni un solo milímetro para que no supiera que seguía despierta y llorando.Mis esfuerzos eran inútiles, nada de lo que hacía era agradable para él, la comida siempre le encontraba un ‘pero', la casa la encontraba siempre sucia aunque todo estuviera en su lugar, y sobre los muebles sin que encontrar una sola pizca de polvo, cuando me prometió que me trataría como una reina termine siendo yo la sirvienta, y aún peor llena de maltratos e insultos.
Unas semanas después volvía de ver a mi padre, apenas puse un pie en casa me enfrentó como si fuera una cualquiera;—¿Dónde estabas?—con una voz seca inclinado sobre sus piernas entre las que en su mano colgaba una copa de licor agitando el hielo golpeando sus paredes, estaba casi vacío. Vicenzo estaba ebrio, y yo sentí más miedo que nunca, se levantó como una sombra oscura y su ropa tenía sangre, le pregunté que le sucedió pero mi pregunta se perdió en el espacio y debajo de los fuertes pasos que lo trajeron hacia mí.—Fui a ver a mi padre hace semanas que no lo veía y me llamo esta mañana me pregunto cómo estaba y me invito a comer —le conté la verdad pero temía que no me creyera.—¡Debes estar aquí cuando yo llegue!—Solo me tome un tiempo para mí, deje preparada la comida así que no estoy desatendiéndote—¿Y crees que me voy a servir solo? —aprete los ojos y escuche el estallido de los cristales contra el piso —Para eso estas tú, —se puso a olfatearme como un perro rabiosos —¿estuviste con un hombre? —Si, te he dicho que estuve con mi padre —¿Dime te hago falta? — creí que iba a golpearme pero me tomo por sorpresa al darme un beso en la boca como antes, no pude resistirme el amor que sentía por ese Vicenzo aún seguía en mi interior, —Hace cuanto no te atiendo, se desato la corbata y la camisa. Conocía su cuerpo y los tatuajes —Hace un par de meses, tal vez tres —le respondo sonrojada, me hizo acostumbrarme a él y me dejo de pronto sin su afectos. Rasgo mi ropa, agradecida estaba por que esa blusa de cuello de tortuga que escogí esa mañana la detestaba. Lo vi con una mirada lujuriosa sobre mí, deseaba no corresponderleMe llevo a la sala y me hizo suya de una manera tan única, como la primera vez, no sé qué le había pasado pero el hombre que me amaba había vuelto. No dormimos en casi toda la noche, recorriéndonos con ansias. Besándonos con hambre. Compenetrándonos en cuerpo y alma. Yo me di cuenta que una parte de mi aún lo amaba.
A la mañana siguiente él no estaba en la cama, mi cabello estaba todo revuelto y mi cuerpo estaba un poco adolorido, no sé cuántas veces hicimos el amor pero me alegraba, eso era una señal de que las cosas iba a cambiar. Me arreglé como a él le gustaba con colores pasteles y ropa que no había estrenado, me puse un conjunto una blusa de tirantes que mostraba un poco mis pechos. Y buena parte de mi espalda, por el escote en V, y una falda a tablas ha media pierna, era joven y muy bonita, me recogí el cabello en una coleta y bajé a preparar el desayuno. Picaba unas verduras cuando lo sentí llegar a la puerta, se detuvo bajo el dintel y sentí su mirada lujuriosa sobre mí —¿Porque te pusiste eso? — me rodeo por la cintura —¿Quieres provocarme?—Dime, lo conseguí—dije con voz sensual, busqué con mi mano su cabeza —Sabes que no me gusta esa ropa, —le dio un tirón a la blusa rasgándola de la espalda. —¡Quítatelo!—¿Que te pasa? Vicenzo, ¡no! ¡Detente... Por favor! —continuo con la falda y dejándome en ropa interior jalo los trozos de tela —Este conjunto me costó carísimo … Vicenzo no por favor me encanta. —Y los tiro al fuego.
Me empujo al final al piso, lo vi hacia arriba como si fuera un gigante que deseaba aplastarme y lo conseguiría. No me sentí nada bien ese día, el corazón se hizo añicos, y aun en ese momento me pregunté cómo era posible que lo amara y seguía deseando que él se comportara diferente. Que fuera el hombre cariño y delicado de anoche. Me talle la cara para que mis lagrimas no me evidenciaran.
—No vas a salir así, detesto que te comportes como una cualquiera, ve y vístete como alguien decente. —me recorrido con la mirada, se lo que paso por su mente, deseaba poseerme hacerme el amor como anoche, de nuevo, pero algo dentro de el con mucha más fuerza se lo impidió. Todas mis esperanzas se desvanecieron era el mismo monstruo de siempre. Empecé a creer que necesitábamos ayuda así que contacté con unos especialistas. Su carácter era claro indicio de un problema de salud y fuerte descontrol de sus sentimiento. Yo estaba en la mejor disposición de que esto se cambiara. Y que todo fuera bien, estábamos casados por un propósito; formar una familia ¿pero cómo podríamos con el humor tan inestable de Vicenzo?Loraine pido que pusiera música de verdad así que se salió con la suya. La fiesta se animó bastante, Amery bailo toda la tarde con ella mientras que Drago se quedó observando a su esposa sentad en una mesa solo, me provocaba pena, pero por algún motivo él estaba completamente renuente a dar su brazo a torcer con la mujer que amaba.La noche cubrió nuestro hogar, los invitados se habían marchado ya, solo quedamos Vicenzo y yo. Mi padre dormía en la habitación de Peter, ese pequeño guerrero no descansaba nunca, tenía una energía inagotable, cuando la noche nos cubría ese pequeño caía rendido. Era tan hermoso verlo dormir, lo lleve a su cuna, cerré la ventana para que el frio no le provocara un resfriado. Observe abajo, la vigilancia, más hombres que custodiaban la casa de Vicenzo.—vamos papá ve a descansar— con lentitud se levantó del sofá, pedí que le prepararan la habitación de huéspedes, esa noche dormiría y era muy probable que eso sucediera muy seguido.Al menos las mucamas ya m
Matías y Loraine seguían analizando el reloj, detrás de ella estaba Drago observándola de arriba abajo. Ambos me observaron y aseguraron que no habia peligro.Tome el reloj para observarlo, la maquinaria suiza y bronces españoles. Observe la esfera en porcelana de buen calidad a simple vista, mostraba una escena campestre en el centro detrás de las manecillas, la numeración era de estilo romana, debajo un péndulo de varilla con lenteja regulable. En el frente cristal con adornos arabescos y amorcillos en color dorado, eran como guías de flores. En la parte superior de la madera sostenía una pequeña escultura en bronce de un ángel tocando instrumento de cuerdaVicenzo me abrazo, me tomo de la barbilla y levanto mi rostro para que lo mirara los ojos.—Al fin todo acabo. —él estaba confiado en eso. y me trasmita es confianza.Recordaba la actitud de Stefano, no daba la pinta de ser realmente un hombre malo. Ni siquiera pudo dispararme cuando tuvo la oportunidad.—Eso creo.—Tomemos un t
Envuelto solo en papel blanco y un espantoso moño rojo, ese extraño paquete puso tenso a todos.Le pedí a mi padre que llevara a Peter a dar un paseo, al menos que se alejaría un par de cuadras, por la seguridad de ambos, Amery le acompañaría, esto parecía ser un ataque para volver a arrebatarme a Peter. Él me pido que fuera con ellos, mi corazón estaba dividido, necesitaba estar con Peter asegurarme yo misma que el estaría bien, pero Vicenzo no deseaba apartarse de ese maldito obsequio. Y necesitaba saber que el estuviera bien.—Vamos papá yo estaré bien, necesito que protejas a Peter —le insistía en que debía marcharse, esperábamos en que esto no provocaría una explosión muy grande.—Helen no debes arriesgarte, ni Vicenzo. Peter necesita a ambos, deberían llamar a equipos capacitados…—No sucederá nada, pero necesito que Peter este lejos… ¿debemos despedir a los invitados?—Lo mejor es no alármalos… —Sugirió Amery, —primero descubramos la complejidad de la bomba.—Yo mismo lo hare
La pequeña fiesta seria en casa de Vicenzo, era amplia sobre todo el jardín de atrás, todos los invitados eran amigos de los socios de él, mi personalidad era distinta, antisocial, tuve solo una amiga y se mudó al extranjero saliendo de la universidad.Me sentia extraña en este lugar rodeada de gente que no conocía. Todos nos saludaban y felicitaban, las esposas de los socios comentaban que hermoso era mi vestido, y así fue como poco a poco empecé a integrarme a mi propia fiesta.—Muchas felicidades a la novia, —escuche la voz de una mujer conocida detrás de míMe gire confundida tal vez mis deseos me empujaban a esperar una buena sorpresa, al ver a la hermosa detective afroamericana salte de alegría y lance un grito. —¡Loraine!, —salte para abrazarla, a un lado suyo con una caja de regalo, enorme estaba Amery. Alce los brazos y lo atrape con ellos.—Muchas felicidades Helen te deseo lo mejor —él se inclinó me abrazo con una sola mano y froto con cariño mi espalda. —Te vez radiante,
La semana fue un desastre, correr de un lado al otro, entre prueba de vestido, decidir la decoración de la iglesia, escoger salón, elegir el menú, elegir el vestido adecuado para este día tan especial y único, escoger a las madrinas, preparar las invitación, los pendientes no acababan, y todo sin descuidar un solo minuto a mi pequeño y hermoso Peter.Vicenzo anuncio en el periódico nuestro futuro enlace matrimonial. La lluvia de felicitaciones llegaba con obsequios y tarjetas con emotivos mensajes. Apenas pude sobrevivir para llegar a este día, un poco cansada, un poco ojerosa, pero muy ilusionada todo valía la pena y en cada decisión estaba mis deseos de hace este día inolvidable para ambos.El espejo frente a mi casi podía hablar, y lo único que me decía era que lucía como un estropajo malgastado. Con maquillaje y brillo intente cubrir las enormes ojeras y dale un poco de color a mis mejillas, habitualmente no usaba maquillaje, pero el diablo ameritaba.Recogí mi cabello en una gor
Vicenzo me sorprendió esta mañana antes de salir para el trabajo invitándome a cenar, me pidió que me pusiera algo lindo y estuviera lista, las reservaciones eran a la siete de la noche, en un exclusivo restaurante de ciudad. Como era su costumbre me obsequio un vestido para la ocasión.No podía negar que Vicenzo tenía un exquisito gusto para escoger los vestidos.—Luces preciosa —su ojos me observaban con un encanto, me hacía sentir que yo era la mujer más hermosa para él.Me extendió la mano para que bajara la escalera, y mientras bajaba escalón tras escalón, Vicenzo no dejo de mirarme, ni parpadeo una sola vez. Tome su mano y un escalofrió corrió por mi brazo hasta mi hombro, como si fuera la primera vez que saliera con él.—Eres muy hermosa Helen. —me tomo con un brazo de la cintura llevándome a él, acercó su rostro a mi oído y sentí su aliento cálido sobre mi mejilla, sus labios depositan un beso, mi corazón palpito con ese delicado acto —me provoca… quitarte ese vestido Helen.
Último capítulo