Aiden pasó saliva, ¿Acaso todos se dieron cuenta de lo que pasó? Ella no salió gritando, ¿Acaso lo hizo en la recepción? Pero ¿Por qué dejaría a su hijo ahí? Eso lo calmó un poco, así que sonriendo se cruzó de brazos.
―¿Quién te dice que estoy detrás de tu mami? ―Enarcó una ceja haciendo un gesto muy parecido al del niño a diferencia de que uno está serio y el otro no.
―La miraste en la gala. ―Izan empezó a darle sus razones. ―Después la contratas, la llevas a casa y eres el Indecente que pagó para que ella trabajara solo para ti. ―Endureció más el gesto. ―Ahora ha corrido de ti. ―Aiden se puso serio y pasó saliva.
―Bien, creo que esta debe ser una conversación de hombres. ―Se hizo a un lado. ―Por favor. ―Le mostró el interior del despacho.
Izan entró, por alguna razón el hombre no le crea desconfianza y cada vez que interactúan parece que se entienden. Lo que más le gustó al niño es que lo trató como a un hombre y eso para Izan fue demasiado respetable.
―Quiero que dejes a mi ma