Punto de Vista de Nicolás
No sabía qué carajo estaba haciendo allí.
Odiaba las multitudes, la manera en que los extraños hablaban como si te conocieran, las sonrisas interminables, las conversaciones sin sentido y las cortesías artificiales. Pero más que todo eso, odiaba la idea de estar sentado en mi club mientras algún niño bonito demasiado pulido y con camisa pastel se metía en la vida de Solana.
Así que allí estaba, en una maldita parrillada en el patio trasero organizada por Jorge, el gerente de mi club y también el padrastro de la única mujer de la que no lograba alejarme.
Por lo visto había convocado a medio mundo, incluyendo gente de quién sabe dónde. La música flotaba en el ambiente desde unos altavoces mientras la comida y bebida se acumulaban en las mesas, acompañadas del bullicio alegre que se extendía por todo el patio. Entre los invitados había rostros conocidos del día a día mezclados con desconocidos, todos representando el papel de ciudadanos ejemplares. Mis propios em