Capítulo 9. Todo sobre Fernando.
Punto de Vista de Solana—Solo tenemos que ir a la boda, dejar que Dalila se sienta feliz un ratito, y después arruinarla —dijo Fernando—. Pan comido.Fernando y yo nos encontrábamos en una de las habitaciones para huéspedes de sus padres, la que él había escogido como mi cuarto. Estaba sentada en el borde de una cama mullida con demasiadas almohadas, mientras él caminaba en círculos por la habitación.Lo observaba en silencio. No era su ir y venir lo que me molestaba, sino esa fantasía absurda.—¿Ya pensaste en que te va a odiar después? —le pregunté, entrelazando las manos en mi regazo para evitar que temblaran.—¿Odiar? Qué exagerada —se burló—. Dalila no me puede odiar, se va a enojar conmigo un par de días y después volveremos a estar juntos.Dios mío.¿Qué era lo peor? Probablemente tenía razón.Por supuesto que no lo odiaría. Gritaría, lloraría y tal vez, tiraría un florero, pero lo dejaría regresar, siempre lo hacía. Era como un juego enfermizo donde él se arrojaba a sus pies,
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