Punto de Vista de Solana
Ese día resultó más productivo de lo que había esperado. Ojalá pudiera decir que ese renovado vigor por el trabajo tenía algo que ver con que Nicolás me hubiera cogido contra un armario esa mañana.
No. Pensar en Nicolás dentro de mí era mi mayor fuente de distracción.
No fue mi momento más orgulloso, pero había pasado media jornada planeando en silencio cómo robarle el celular a Nicolás y hackearlo. ¿Gracioso, no? Es increíble cómo pensar en robarle el celular a tu novio y violar todos los códigos de ética cibernética que existen puede darte semejante energía para trabajar.
La gente normal habla con sus novios sobre lo que quiere saber, y ellos responden. Pero claro, Nicolás Herrera guardaba secretos como si fuera agente encubierto.
¿Y la parte curiosa de mí? No iba a descansar hasta descubrir todos sus secretos.
Mientras manejaba de regreso a mi apartamento, repasé las posibilidades como si estuviera planeando un robo: pasar la noche en su casa y robarle el ce