Punto de Vista de Solana
No podía ver más allá de la nube de rabia que me nublaba la vista.
Permanecí inmóvil con los brazos cruzados sobre el pecho, observando a Nicolás y Héctor mirarse como oponentes en un ring. El rostro de Nicolás era indescifrable como siempre, mientras que Héctor se veía cansado y confundido.
Ese día no marchaba como lo había esperado, y la ira lo teñía todo.
Todo comenzó cuando abrí los ojos y encontré a alguien a mi lado. El corazón casi se me salió del pecho, pero cuando me di vuelta lista para pelear, gritar, golpear o correr, vi a Fernando acostado en mi cama como si fuera su lugar. Dijo que no podía dormir y que necesitaba hablar.
Entonces me confesó que Nicolás le había pedido que terminara nuestra amistad porque me quería.
No podía respirar ni pensar. Solo agarré la primera ropa que encontré, me la puse de un tirón y exigí saber dónde se hospedaba Héctor. Fernando lo sabía porque Dalila se lo había mencionado mientras aparentemente se besaban a lengua su