Mundo ficciónIniciar sesión— ¡Te amo, Luciana! Te amo como nunca imaginé amar a nadie, te amo con dolor, con deseo, con ímpetu, te amo como sé que no llegaré a amar a nadie más… — Le confesó acariciando su rostro.
Luciana reaccionaba cerrando los ojos ante el toque de sus dedos sobre su mejilla, sintiendo como si un tizón encendido la recorriera y deseando que ese tizón se convirtiera en un incendio entre los dos.
No podía controlarlo, el calor la envolvía de pies a cabeza mientras apretabas las piernas y los puños con fuerza repitiéndose que él no era un hombre, era su hermano.
« Sigue recordándote que él es tu ermano, Luciana », se repitió a si misma mientras Dario continuaba con sus dedos en su rostro « Es lo único que te mantendrá funcional, lo único que me mantendrá con los pies en la tierra. »
— Si quieres decir algo… — él le dio la oportunidad.
Ella abrió los ojos con dificultad.
— No sabes lo que significas para mi… — Ella comenzó — Eres… mi ancla, me mantiene







