Mundo ficciónIniciar sesiónLlegaron a Roma al amanecer, entrando por la periferia de la ciudad, donde las callejuelas olvidadas se retorcían como serpientes.
Alex y Las otras dos mujeres habían llegado casi cuarenta minutos antes y los esperaban en un punto específico.
Dario envió a Alex con las otras mujeres a una casa segura, propiedad de una de las empresas de maletín del consorcio de su hermana, una fachada para momentos como este, pero no quiso arriesgar sus vidas con su presencia ni la de Luciana, y se despidió antes de dirigirse al refugio era una villa elegante en el barrio de Parioli.
Una propiedad de un antiguo socio de Dario en negocios de seguridad privada, un hombre llamado Giorgio Fontana, ahora dedicado a la restauración de coches de lujo.
Al tocar la puerta, Giorgio abrió con una cautela exagerada, era un hombre gordo y sudoroso, con el rostro marcado por la ansiedad.
— ¡Dario! Dios mío. ¿Qué estás haciendo aquí? Te buscan por toda Europa, ¡Esto es un suicidi







