Mundo ficciónIniciar sesiónLograron salir sin problema, separados en dos vehículos para, de ser necesario, facilitar el escape, Alex se llevó a Sofia y a la Doctora Rossi, con él, mientras Luciana viajó con Dario.
El trayecto hacia Roma fue un ejercicio de silencio tenso, el vehículo blindado se deslizó por las carreteras secundarias de la Toscana, evitando las carreteras principales vigiladas por los temidos “espectros de Roma” de Greco.
Luciana, transformada en la gélida y perfecta Chiara Da Costa, con su cabello platinado y sus ojos verdes ocupaba el asiento del copiloto, envuelta en su nueva y fingida arrogancia, mientras Dario conducía con las manos firmes en el volante, pero con la mandíbula apretada por la culpa.







