La tranquilidad que rodeaba a Luminaria era solo aparente. Con el paso de las estaciones, mientras la aldea crecía y prosperaba bajo la luz de la alianza, nuevas corrientes de descontento se filtraban como sombras fugaces entre los árboles. No todo el mundo estaba dispuesto a aceptar la unión de vampiros, lobunos y humanos. Pequeños grupos radicales, ocultos y dispersos, comenzaban a manifestar su rechazo en formas sutiles pero inquietantes.
Las primeras señales llegaron en forma de mensajes grabados en piedra, tallados con símbolos antiguos de advertencia y amenazas veladas. Estos mensajes aparecían en los límites de Luminaria, en árboles que mostraban heridas recientes, o en muros de piedra que antes habían sido símbolos de paz. Las banderas de la alianza amanecían rasgadas, flameando a medias en los mástiles, como