Mientras las generaciones más jóvenes entrenaban con entusiasmo en las artes mágicas restauradas y la alianza entre especies seguía reforzándose, en el ala sur del faro, un descubrimiento inesperado amenazaba con desequilibrar el delicado orden alcanzado.
Vania había estado reorganizando los archivos históricos junto a un grupo de escribas y guardianes. Bajo una estantería de roble corroída por la humedad, encontró un compartimiento oculto sellado con una runa de desvío visual, un hechizo tan antiguo que casi había sido olvidado. Rompió el sello con precaución, invocando una luz de revelación, y descubrió un grimorio cubierto de polvo, encuadernado en cuero ennegrecido y con marcas de contención grabadas en plata oxidada. En la tapa, apenas legible, una inscripción advertía: “Conocimiento vetado. Aquí duerme lo que una vez casi condenó al mundo.” Vania lo tomó entre sus manos con el respeto que se le da a un arma dormida. La energía que emanaba del libro era dist