Una futura reina con un destino sellado. Una familia rota por las tradiciones. Y miles de almas agonizando. El reino Nirvana está gobernado por un consejo él cuál su función es mantener la paz entre los reinos enemigos. Elizabeth es la princesa de los humanos y tal como sus antecesores ella tendrá que ser parte de éste consejo, él cual está conformado por distintas especies que habitan en el reino. Pero Elizabeth se negara a ser parte de éste, porque ella al parecer es la única que ve lo que verdaderamente hace el consejo... sin importar las consecuencias ella desistira de ser parte de ellos a pesar de que esto le causará un sin fin de tragedias. Sus decisiones causarán estragos en los reinos y un sin fin de caos se desatará a su pasó.
Leer másEste no es el cap que seguía jjaja, pero no me aguante y ya verán porque. Bueno, creo que ya es hora de que conozca el verdadero rostro de Leonore y sus intenciones en todo esto. Leonore. Leonore siempre confío en su ingenio y sus dotes para seducir y enamorar a los hombres, tanto así que era una complementa narcisista en todo su esplendor. Pero ella no siempre fue así, la vida te puede golpear duro y ella más que nadie lo sabía. Los Arias eran humanos de clase baja, no pertenecía a la Aristocracia y eso Leonore lo detestaba. ¿Por qué? Te preguntaras, pues en Nirvana los únicos que recibían un buen “trato” eran los que formaban parte de la Aristocracia, a ellos no se les castigaba ni mucho menos se les humillaba en medio de la plaza por no pagar sus debidos impuestos. Cada vez que Leonore tenía que presenciar esto, la ira la consumía al punto de intervenir con la guardia real en un vano intento de parar los golpes que recibían sus padres. No le parecía justo, era cruel que sólo
Amelia. Lo sabía, cuando conocí y estuve esa semana entera con Kai supe que algo grande se escondía. El que jamás comiera absolutamente nada y que era parte de los cazadores me daba varias teorías de lo que podría ser. Casi nadie se lo cuestionaba, puesto que todos pasaban que en algún momento el menor de los Bathory se convertiría tarde o temprano, aunque muchos tenían la teoría de que él ya lo era y por cuestiones del consejo no se atrevía a confesarlo. —Sé que apenas estás siendo consciente otra vez, pero necesito saber si tienes alguna información valiosa. —pregunta Kai sin ocultar sus emociones. —No sé si es crucial, pero en dos ocasiones escuché a las esclavas hablar de unos Mellizos que trasladaron a Hélido hace casi dos meses. —sus ojos esmeraldas se abren de manera exagerada, al igual que su boca. —Los bebés. —pasa una mano por su cabello de manera dolorosa a la vista. —¿Por qué te preocupan? —Porque son mis sobrinos. —Confiesa dejándome algo desconcertada. —¿Son herma
Recuerdos de Amelia. Negro. Rojo… Vacío. Dolor…—¿Tu mamá también es mala, Abalam? —el niño de ojos rojos pensó un momento antes de hablar. —Sí, y estoy seguro de que la mía es peor que la tuya. —El niño lo dijo de una manera tan natural que sentí dolor por primera vez por otra persona que no fui yo. —¿Quieres un abrazo? —preguntó alzando mis brazos. —¿Y eso de qué me serviría? —Cuestionó ladeando la cabeza. —Te hará sentir mejor, te lo prometo. —Está bien, pero solo uno. —dejó en claro, sonreí y emocionada, me lancé en sus brazos delgados. Tarde un par de minutos en esa posición en la que él no me lo devolvió. —¿Y bien? —inquiero alejándome unos pasos de su cuerpo. —No lo sé, no estuvo mal, supongo. —se limita a decir encogiéndose de hombros. —¿Quieres que te cuente una historia?, tengo muchas. —Esta era la primera vez que estaba con el príncipe de los demonios, y estaba muy emocionada porque era mi primer amigo y quería que se sintiera bien en todos los sentidos. —Eres
¿Qué tal si conocen un poco a mi amor? Kai Mi celda tenía un olor putrefacto, las cadenas en mis pies y manos tenía ya un color bastante desagradable, gracias a mi sangre. El olor a rosas que inundaba mis fosas nasales al estar dentro del palacio, ya no estaba. La molesta sonrisa de Froilán se había desvanecido hace ya un tiempo, ya ni siquiera tenía fuerzas para hablarme. Por años él fue quien me sostuvo en todo momento, pero ahora ya no queda nada de ese hermano que me reconfortaba después de aquellas golpizas de aquel bastardo. Me dolía, sin embargo, no lo demostraba para no avivar su dolor. Por momentos quería decirle que teníamos motivos para seguir luchando, pero luego recordaba que de nada iba a servir. —¿Kai? —La frágil voz de mi hermano me saca de mis pensamientos. —Aquí estoy Froilán. —lo calmó. —¿Cómo está? —pregunta y rápidamente sé dé quién habla. —Igual que nosotros. —por más que quiera mentirle, no puedo. —¡¡Joder!! —grita golpeando su plato de comida. —Necesita
Un mes después. Irá, no era exactamente lo que sentía Leonore después de saber que tendría que cuidar a los hermanos de Elizabeth, puesto que la verdad no sabía exactamente qué era lo que sentía al respecto. Sabía perfectamente que era lo que sentía por Elizabeth, más no en los niños. —¿De quiénes son esos niños madre? —preguntó su hija al entrar en la sala de su hogar. —¿Niños? ¿Qué niños? —Cuestionó Nicolás al entrar detrás de su hija. Leonore no supo qué decir. —Ah, estos… —dijo viendo a las criaturas en las cunas que “amablemente” le dio Agnes al entregarle los bebés. Tanto padre como hija se le quedaron viendo expectantes. —¡Los adopté! —dijo casi en un grito. —¿Adoptaste? —repitió su esposo incrédulo. Conocía bien a su esposa y sabía que ella no era amante de los niños, eso lo comprobó cuando tuvieron a su hija y él tuvo que hacerse cargo de ella las veinticuatro horas del día. —Sí, no sé si te has dado cuenta, pero la situación se ha complicado bastante en Hélido desde lo
Omnisciente Para ella la vida ya no tenía sentido, toda su vida se había basado en sufrimiento tras sufrimiento. Todos tenemos un límite y Amelia sentía que ya estaba llegando al suyo, si antes odiaba a su madre, el sentimiento que había comenzado a sentir era indescriptible.—¡Castigo, eso es lo que te mereces y lo que tendrás ahora mismo y el reto de tus días Amelia! —Halley ardiendo en furia, no perdió tiempo a la hora de llegar a su palacio y llamar a una esclava, la mujer sabiendo lo que pediría su amo colocó las manos de Amelia en la mesa que tenían frente a ellas. Ella, aceptando su castigo, no objeto ni se inmutó al ver a su madre con una vara de Nirgen en sus manos, el Nirgen era el metal más fuerte que tenía en todo los reinos, el cual fue descubierto por las brujas siglos antes de la guerra. Halley a pesar de creer fielmente en que su hija no pudo haber escapado por su cuenta, no pudo evitar no querer castigarla a su manera. En Halley era más que obvio el odio que sentía
Amelia A través de los años siempre tuve esperanza, jamás la dejé de lado. Cada día despertaba con la esperanza de que algún ser místico nos salvará de las aberraciones del consejo, que llegaría y propagaría paz al reino. Desde el momento que la princesa logró liberarme tuve la fuerte esperanza de que ella fuera quien nos ayudaría, de que ella sería nuestra salvadora. Hasta ahora lo sigo creyendo y es por ellos que no dudo ni un segundo en salir del calabozo personalizado que me hizo mi madre, solamente para correr tras la princesa. —¡Espera! —la voz de Kai me detiene en seco. —No hagas ruido idiota —murmuró esperando que nadie nos esté observando. —¿No tienes respetos a tus superiores? —musita muy cerca de mi oído haciéndome estremecer. —No es necesario que estés tan cerca, y por si no te has dado cuenta estamos en plan de fuga a punto de cometer un crimen imperdonable ante los ojos del consejo. Así que te agradecería que hicieras silencio, si me van a mandar a la horca espero
Nirvana, era: 317 M. AAmelia. Sé que los habitantes del reino piensan qué, al ser los hijos de las criaturas más poderosas del reino, tenemos la libertad de hacer lo que nos plazca, que tenemos una vida de lo mejor.Qué equivocados están, somos los hijos de los seres más despiadados que existen en este mundo, es obvio que no. Ser la hija de una miembro del consejo, solo me trajo desgracias, pero con el tiempo me di cuenta de que no era la única, al estar en las sombras me permitió estudiar mi alrededor, detalladamente a los demás hijos de los otros miembros del consejo. Abalam había crecido peor que yo, al menos a mí solo me dejaron como adorno, pero a él, lo convirtieron en un asesino y una marioneta para seguir órdenes.Pero respecto a su hermano no tengo mucha información, a él lo alejaron del reino, ni siquiera los demonios lo han visto alguna vez. Al igual que Elizabeth, su padre da la vida por ella, siempre estuvo para ella a diferencia de su madre. Lo que compartimos los