La gran sala del Ayuntamiento de la capital humana había sido preparada con esmero para el consejo de estado. Largas mesas de roble oscuro, dispuestas en forma de “U”, se llenaban de pergaminos, sellos oficiales y copas de plata que relucían bajo la luz de los candelabros. Tras meses de calma tras la derrota de la niebla, la gobernadora Maddie García afrontaba ahora un desafío distinto: contener las presiones de los sectores más conservadores que veían la integración de vampiros y lobos en sus instituciones como una traición a la tradición.
Amara y Lykos ocuparon los asientos de honor frente a la mesa principal, flanqueados por consejeros humanos de rostro impasible. A su lado, Vania y Arik observaban con atención, conscientes de que aquel debate marcaría un hito en la recién forjada alianza. La gobernadora García, ataviada con su toga ceremonial y el broche de ónix, golpeó suavemente la mesa con su bastón de mando para abrir la sesión.—Concejales —comenzó, su voz