Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa mañana despertó a Luminaria con un respiro lento, como si incluso la ciudad hubiera decidido entregarse a esa tregua que tanto habían esperado. El aire traía un frescor dulce, mezclado con el perfume de las flores que habían florecido en los balcones tras la tormenta de días pasados. El faro, distante, vibraba con una calma suave, como si sus runas quisieran cantar una canción de descanso.
Amara se encontraba sentada junto a la ventana del salón principal, cubierta apenas por un camisón de seda clara que parecía fundirse con el resplandor naciente. Su piel resplandecía como la de una estatua viviente, bañada por la luz que se filtraba entre los cristales. Cerró los ojos por un momento, dejando que la brisa templada le acariciara el rostro, y aspiró profundamente. Ese día, no quería pensar en estrategias ni en nombres de clanes. Solo quería se







