Mundo ficciónIniciar sesiónLa luz blanca de los flashes reventaba como tormenta sobre el escenario.
El salón de conferencias del hotel Regal Grand parecía un templo del lujo: alfombra burdeos, lámparas de cristal suspendidas como cascadas congeladas y una multitud de periodistas apiñados frente al podio central. Sophie sentía el aire denso, cargado de perfume caro y expectación.Rachel estaba allí. Vestido rojo de seda, hombros descubiertos, labios como una herida abierta. La manera en que se movía, lenta y calculada, era la de una mujer acostumbrada a conquistar un público. Su sonrisa tenía filo, y su voz, cuando tomó el micrófono, resonó clara y venenosa.
—Sophie Reyes solo quiere su dinero —dijo, con esa pausa exacta que convertía cada palabra en una sentencia.
Los murmullos estallaron de inmediato. El sonido de los obturadores llenó el aire, y Sophie sintió que el piso se abría bajo sus pies. El mundo giró a cámara lenta: los rostros girándose hacia ella, los flashes bañ







