Mundo ficciónIniciar sesiónEl beso cayó sobre ella como un incendio. Sin aviso, sin tregua. Los labios de Damien se fundieron con los suyos en un choque cargado de rabia y deseo. Sophie jadeó contra su boca, sintiendo cómo su aliento se mezclaba con el suyo, cómo la lengua de él buscaba la suya con hambre contenida. No fue un beso de cariño. Fue una declaración. Una descarga eléctrica entre la furia y la necesidad.
Las cámaras estallaron en ráfagas. El sonido del mundo se desvaneció.
Todo lo que quedó fue su cuerpo temblando bajo el suyo, el calor de su palma en la espalda, el sabor metálico del deseo que le llenaba la garganta.Él la sostuvo unos segundos más, hasta que el ruido disminuyó.
Y cuando se separaron, los ojos de Damien estaban oscuros, como si en ellos se librara una tormenta.Sophie respiraba con dificultad, los labios aún entreabiertos, la piel encendida.
Quiso hablar, pero él solo le dijo, con voz baja, casi inaudible:—Que lo entiendan como quieran.<







