Mundo ficciónIniciar sesiónEl rugido del motor del Aston Martin rompía la calma de la noche. Damien conducía sin rumbo fijo, con el rostro endurecido y los nudillos pálidos sobre el volante. Cada semáforo que cruzaba era un estallido de furia contenida, cada bocina un eco de su propio caos.
Había intentado llamarla una y otra vez, pero Sophie no contestaba. Ni una sola vez. La línea se iba directo al buzón, y eso lo hacía hervir de impotencia.
Finalmente, su equipo de seguridad localizó su paradero. Apartamento de Olivia Reyes. Midtown.
Damien apretó el volante. —Perfecto —murmuró entre dientes, con una rabia seca—. Si cree que puede esconderse de mí, se equivoca.
Cuando llegó, el edificio estaba envuelto en la quietud de la madrugada. Las luces del lobby titilaban suavemente, y el portero apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el ascensor se cerrara tras &ea







