Nicolás conducía a toda velocidad por la autopista que lo alejaba del lugar que alguna vez fue su hogar. No había nada más que cenizas y recuerdos de lo que había perdido. Las luces de la ciudad brillaban en la distancia, como si lo llamaran de vuelta a un lugar al que ya no pertenecía. Sabía que estaba tomando un camino sin retorno. La decisión ya estaba tomada: enfrentaría a quien fuera necesario para obtener respuestas. Pero, ¿a qué costo?
Mientras conducía, sus pensamientos volvían una y otra vez a Helena y sus hijos. Esa maldita llamada... las palabras de Gabriel sobre su destino, las advertencias de Iván sobre la organización misteriosa que lo estaba observando desde las sombras. Todo se enredaba en su mente, haciéndolo cuestionar quién era en ese momento. Pero una cosa estaba clara: no podía confiar en nadie. Ni siquiera en él mismo.
La pantalla de su teléfono brilló de repente. Un mensaje corto apareció: **"Te estamos observando. No podrás esconderte de nosotros."**
Nicolás ce