Brenda
El reflejo en el espejo me devolvía la imagen de una mujer que, a simple vista, parecía perfecta, porque lo era. Mi cabello, recogido en una coleta alta, sin un solo mechón fuera de lugar. Mi maquillaje, impecable, con el labial farmacéutico que deslizaba ahora sobre mis labios como el toque final. Pero detrás de esa imagen pulcra, el cansancio se escondía en mis ojos.
Los últimos días en el casino habían sido una tormenta. Algo en el ambiente se sentía pesado, cargado de una tensión que no terminaba de disiparse. No era nada concreto, pero mi instinto me decía que había problemas cociéndose en la sombra. Problemas que, tarde o temprano, me estallarían en la cara.
Hoy había llegado tarde, algo poco común en mí. Como jefa, solía presentarme con al menos media hora de anticipación, revisando que todo estuviera en orden antes de que el lugar abriera sus puertas a la clientela selecta de la zona VIP. Pero esta vez tenía una justificación. Había pedido permiso a Frederic, alegando u