Mundo ficciónIniciar sesión─────•••───────
Cindy Estaba terminando de ajustar los últimos detalles antes de salir. Ya había caído la tarde y debía irme al trabajo. Metí mi uniforme en la mochila el cual había traído para lavar y ya estaba impecable. Habían pasado varias horas, pero algo dentro de mí seguía hirviendo. Delacroix… siempre Delacroix. Sus palabras seguían martillándome la cabeza como un maldito eco interminable. "Solo follamos. Y ahí es donde deberías meter tus narices." ¡Maldito imbécil!, me gustaría coger un cohete de eso de la NASA a ver si puedo llegar a donde está su puto ego. No digo que esperara un poema o una declaración apasionada, pero eso… Eso fue una bofetada de realidad que no pedí ni quería. Me dolió más de lo que jamás admitiría en voz alta. Claro, él tenía razón, por supuesto, pero había maneras y maneras de decir las cosas. Esa verdad cruda y desnuda me había dejado con un hueco en el pecho y una furia descontrolada. No lo quiero ni ver, odio a los tipos chulos, siempre lo he hecho y él no va a desordenar mi estandarte. Voy a mover a Raúl del puesto número uno en mi lista negra y le daré el primer lugar. Mientras me ponía las zapatillas, miré la pared frente a mí, donde brillaba mi pequeña obra maestra. La foto de Bruno —esa que había tomado prestada de su casa sin permiso— estaba pegada con chinches en la pared. Pero no era solo la foto. Ah, no, no. Sobre la imagen había dibujado varias cruces rojas a mano, una frase en rojo y ”. Encima, con un marcador verde chillón, había escrito en letras grandes y torpes: "ESTRATEGIA DE VENGANZA EN PROGRESO." Era infantil. Sí, lo sabía. Pero a veces, la dignidad herida y la venganza ridícula eran lo único que mantenían mi cabeza sobre los hombros. En ese momento, la puerta de mi habitación se abrió sin aviso, y Rocío entró con una bota en la mano y un peine en la otra. —Cindy, ¿tienes fijador? Mi pelo está haciendo cosas raras otra vez, y no puedo lidiar con esta humedad. —En el tocador —respondí sin siquiera girarme, ajustando los últimos detalles de mi calzado. Escuché el ruido de sus pasos mientras cruzaba la habitación, pero entonces hubo un silencio extraño. No el tipo de silencio cómodo, sino uno cargado, como si alguien hubiera visto algo que no debía. Me giré lentamente, y ahí estaba Rocío, parada frente a mi pared de la venganza, con la boca abierta y el peine en una mano como si se hubiera congelado en el tiempo. Sus ojos iban de la foto de Bruno a las cruces rojas y luego al título en la parte inferior donde había escrito la frase. —No. —Le señalé con un dedo, levantando una ceja—. Ni una palabra. Rocío soltó una risa nerviosa, pero no pudo apartar la vista de la foto. —¿Esto es…? —No preguntes. No opines. Y si lo haces, me reservo el derecho de veto a mi habitación por tiempo indefinido. —¿"Potenciales lugares donde me gustaría patearle el culo"? —leyó la frase en voz alta, ignorando por completo mi advertencia. Suspiré, cruzándome de brazos. —Es un ejercicio de catarsis. —¿Un ejercicio de catarsis? —repitió, luchando por no reírse. —Sí, Rocío. —Levanté la barbilla con dignidad—. Algunas personas hacen yoga. Yo hago esto. Ella se echó a reír, y yo rodé los ojos. —¿Sabes que esto es demente, verdad? —dijo, todavía mirando la foto. —¿Y qué? Demente sería quedarme de brazos cruzados mientras él me pisa como si fuera una alfombra. Esto, querida Rocío, es dignidad. Ella negó con la cabeza, todavía entre divertida y confundida, sabía que ella nunca me había visto ponerme así por un hombre, si dicho hombre no me interesara. —¿Pero que te hizo exactamente para que estés tan molesta? —indago Rocío poniéndose un poco más seria. Por supuesto ella no lo sabía todo, tal cual, pero bastaba con que supiera que estaba molesta, no le mentí, no, aunque le conté vagamente arreglando las cosas a mí conveniencia. —Déjalo estar Roció —finalicé. No muy convencida asintió, tomó el fijador y salió. Treces minutos después ambas íbamos caminando rumbo al trabajo. Rocío chateaba con Dan. Dibujaba una sonrisa casi tonta de esas que no eran muy suyas y lo volvía a guardar hasta que vibraba. Creo que se esta enamorando, porque ella es como un Bruno para Dan. Su estilo es muy gótico y ni siquiera sé como aceptó ir al festival de las flores cuando Dan la invitó. Sobre mi. Yo estoy en la m****a.






