99. Susurros del fuego
La mañana en Cárselin llegaba con suavidad, acariciando los árboles con luz dorada y el susurro del viento. Kiara caminaba descalza entre las hojas húmedas, con el corazón aún acelerado por lo vivido la noche anterior. No podía sacarse de la mente las palabras de Raven, su forma de mirarla, el temblor sutil en sus manos cuando le pidió que fuera su pareja.
Lo había dicho como si le confiara su vida. Como si estuviera abriendo una herida antigua y ofreciéndola sin escudo.
Ella había respondido sin pensar. Sin temores. Solo con certeza.
Entró en la cabaña sin hacer ruido. La madera crujió ligeramente bajo sus pies. Raven dormía aún, enredado en las sábanas, su cabello revuelto y la espalda descubierta. Kiara se sentó a su lado y acarició su mejilla.
-- Buenos días, dormilón --susurró con dulzura.
Raven abrió los ojos lentamente, entre la bruma del sueño. Al verla, sonrió de inmediato.
-- Si todas las mañanas comienzan contigo, entonces no quiero despertar solo nunca más --murmuró, atray