Mi pareja destinada, mi gran amor.
A la joven loba apenas le quedaba de la fuerte anestesia que le habían puesto, pero era suficiente para que se le fuera la lengua. Ella simplemente dijo lo que pensaba.
— Bienvenida preciosa, ¿No recuerdas nada de lo que pasó? Estabas paseando en medio del bosque por la madrugada y un puma te atacó y casi te come.
— Oh... Si, ese puma me desgarró la pierna, y tú me lo quitaste de encima y después me llamaste la herida para que me parara un poco el sangrado. ¿verdad que si? — La castaña sonrió. Pero era una sonrisa desinhibida por el medicamento que tenía en su sistema.
El apuesto Alfa también sonrió al escucharla. Pensaba que ella tenía una de las sonrisas más lindas y dulce que había visto en su vida.
— Si, así fué, afortunadamente pude llegar a tiempo y quitarte a esa bestia de encima... No sé que habría hecho si te pierdo, la diosa luna te puso en mi camino — El Alfa le tomó una mano y preguntó. — ¿Lo sientes verdad? Nuestro vínculo.
— Oh... Esto que siento que me re