—No me encuentro así por el trabajo —suspiró con frustración, su voz salió como un gruñido desganado, como si las pocas ganas de defender a Sofía que le quedaban, se estuvieran extinguiendo por su propia actitud.
—¿Por Sofía? —fingió estar confundida, con deseos de sacarle más información, quería saber qué le respondió su hermana para ponerlo de tan mal humor—. ¿Qué sucedió con mi hermanita? ¿Se encuentra bien?
—Al parecer está bien… demasiado bien… —susurró con desgana—. Le pedí que firmáramos juntos el nuevo acuerdo de divorcio; sin embargo, me respondió que no quería tener nada que ver conmigo y que firmara el anterior.
—¿Y lo firmaste? —indagó con un poco más de esperanza.
—No, no lo he hecho… Como te dije, es un acuerdo demasiado injusto para ella. No estaré tranquilo hasta que no lo firme o me asegure de que está bien. Además, está actuando como si no fuera la Sofía que conocí. Es extraño, es como si fuera otra persona.
—Te preocupas demasiado por ella —susurró tomando nuevament