CAPÍTULO 40
No había palabras en su pecho. Solo una especie de presión en medio del esternón que le impedía respirar con normalidad mientras veía cómo Abril desaparecía tras Alex, corriendo por aquel pasillo. Andrey seguía sujetando su mano, pero ya no era suficiente para calmarse.
El ambiente se había cargado de una electricidad densa y silenciosa, como si alguien hubiese apagado la música del mundo.
Luna necesitaba un momento a solas. La emoción la desbordaba por dentro, pero no quería estallar frente a todos.
—¿Me das un minuto?
Andrey la miró con atención, asintiendo y soltó sus dedos para darle un beso en la mano.
—Ten cuidado…
Ella asintió mientras levantándose, se alejaba y Andrey quedó junto a Denzel. Sin embargo, al notar que su acompañante no apartaba la vista del ventanal, frunció el ceño.
—¿Qué estás haciendo?
Denzel no lo miró de inmediato. Solo desvió la mirada hacia él un instante fugaz y luego negó con calma.
—Nada, señor, solo observo. Además, estoy realizando el trab