CAPÍTULO 56
Las luces tenues colgaban todavía entre los árboles cuando los últimos fuegos artificiales murieron en el cielo. La cena había sido sencilla, pero perfecta. El pastel, las copas de vino medio vacías, y los faroles encendidos seguían oscilando como si se negaran a que esa noche terminara. Denzel se despidió con un abrazo fuerte a Andrey y una mirada significativa, dejando a Abril junto a los recién casados, con los ojos húmedos y la voz atrapada en la garganta.
—No puedo creer que esto acaba de pasar… —dijo Abril, abrazando a Luna con más fuerza de la que ella esperaba—. Te vi crecer… Vi cada herida, cada caída, y ahora estás aquí… vestida de esposa, como salida de un sueño.
Luna cerró los ojos y se dejó envolver.
—Gracias por venir conmigo, por no soltarme cuando todo parecía derrumbarse —Le acarició el rostro, apartándole un mechón rebelde del peinado ya algo deshecho—. Abril, te necesito en el apartamento. Quiero que te quedes allí mientras estoy fuera. No estaré mucho,