CAPÍTULO 36
El fin de semana llegó con un sol tibio y un aire que olía a posibilidades. Luna, vestida con sencillez, pero con una sonrisa cómplice en los labios, mientras Abril estaba esperando en el estacionamiento a que Alex llegara.
Y no pasaron cinco minutos cuando Alex apareció.
Estacionó cerca de ellas con una sonrisa y les mostró el auto nuevo.
—¿Les gusta? —preguntó él orgulloso, mientras Abril dio un grito.
—¡Qué bello!
Y Alex siguió mirándola, entretanto Luna sonrió.
—Me gusta, te felicito…
Los tres subieron rápidamente, y Luna se sentó atrás mientras Abril ya había apartado el puesto del copiloto.
Durante el trayecto, los tres rieron, bromearon y se sintieron nuevamente como hermanos, algo que hizo que Luna soltara el aire alivianado.
La primera casa era moderna, con ventanales infinitos y una cocina de revista. La segunda tenía un jardín inmenso y un ático acogedor. La tercera era más rústica, con detalles en madera y piedra que encantaron a Luna.
Pero cuando salieron de l