Adrien y Leah salieron del restaurante caminando despacio. A unos metros, una fuente de piedra burbujeaba con calma. Se sentaron en el borde, Leah balanceando los pies mientras observaba el agua con fascinación.
Minutos después, James salió del restaurante acompañado por Oliver y Theo. Al ver a Adrien aún junto a la fuente, se detuvo.
—¿No vas a saludar de nuevo? —preguntó Oliver, con una sonrisa cómplice.
James lo pensó un segundo, luego asintió.
—Los veo después.
Se separó del grupo y caminó hacia ellos. Leah lo vio acercarse y agitó la mano con entusiasmo.
—¡Hola otra vez!
Adrien se tensó ligeramente, pero mantuvo la calma.
James se sentó en el borde de la fuente, justo donde Leah caminaba con cuidado por la orilla.
—¿Tienes una moneda, tío Adrien? Quiero pedir un deseo —dijo Leah, mirando el agua con ilusión.
Adrien revisó sus bolsillos y negó con una sonrisa apenada.
—Te quedo mal esta vez, princesa. Pero te prometo traer cambio la próxima.
Leah bajó la ca