La tarde en la mansión era tranquila, pero Isabelle sentía que algo se movía bajo la superficie. Camille y Lucie estaban en el salón de trabajo, revisando muestras de tela para una instalación. Isabelle entró con el sobre en la mano, el papel grueso y elegante, como si pesara más de lo que debía.
—¿Qué es eso? —preguntó Lucie, alzando la vista.
Isabelle dejó el sobre sobre la mesa, sin abrirlo aún.
—Una invitación. De Jonathan.
Camille se acercó, curiosa. Isabelle rompió el sello con cuidado, desplegando la tarjeta. Leyó en voz baja:
—“Cena de aniversario. Renovación de votos. Será un honor verlos reafirmar lo que el tiempo ha fortalecido.”
Lucie se quedó en silencio. Camille frunció el ceño.
—¿Renovación de votos?
—Sí —dijo Isabelle, sin emoción—. Frente a todos. Como si todo estuviera bien.
Camille se sentó junto a ella.
—¿Y qué vas a hacer?
Isabelle miró la tarjeta, luego a sus amigas.
—No lo sé. Noah tampoco. Pero no podemos negarnos sin levantar sospechas.