Moscú – Apartamento privado del Conservatorio
El apartamento donde se alojaban estaba en un edificio de arquitectura imperial, justo frente a un parque cubierto de nieve. Las ventanas eran altas, con cortinas de terciopelo celeste y molduras doradas. Dentro, todo era cálido: chimenea encendida, muebles modernos combinados con detalles clásicos. Una burbuja de paz en medio del invierno ruso.
Greco había cocinado. O al menos, lo intentó.
—¿Esto es…? —Arianna miraba el plato con cejas levantadas.
—Pasta. ¿O eso decía el paquete. —dijo él, rascándose la nuca.
—¿Y esto blanco es… queso?
—Nieve. —respondió con una sonrisa torcida, y luego corrigió—. Broma. Crema. Aunque dudé.
Arianna soltó una carcajada y se tapó la boca, divertida. Él la miró como si cada risa suya fuera una victoria.
—No tienes que hacer todo esto, Greco.
—Sí tengo. Nadie me enseñó a amar… pero contigo, quiero aprender.
Ella le acarició el rostro, con los dedos suaves como la seda.
—Entonces enséñame tú cómo se ama a un h