Capítulo 35 – Cuando el amor duele de miedo.
POV Santiago
Dicen que el miedo no se ve, pero yo podía tocarlo. Se aferraba a mi piel, me respiraba en la nuca, me acompañaba en cada movimiento. Desde que salimos de la clínica con aquel diagnóstico, supe que nada volvería a ser igual. Martina se mantuvo serena, analítica, profesional.
Yo… no.
Yo era un hombre al borde del colapso, tratando de fingir que podía protegerla.
Durante días, cada conversación fue una pelea disfrazada de amor. Ella hablaba de procedimientos, estadísticas, protocolos; yo hablaba de riesgo, de vida, de miedo. Dos lenguajes distintos para una misma desesperación.
Las noches eran las peores.
A veces la encontraba revisando documentos médicos a las tres de la mañana. Otras, la escuchaba llorar en silencio, creyendo que yo dormía. Me acercaba, le tomaba la mano y sentía su pulso, rápido pero firme.
Ese pequeño latido me recordaba por qué estaba dispuesto a luchar contra todo, incluso contra ella.
—¿Y si algo sale mal? —le decía una y otra vez.
—¿Y si sale bien?