Sofía
Recibo una llamada que me congela la sangre. Es de mi hermano, Juan. No es normal que me llame tan temprano, mucho menos sin previo aviso. Mi corazón late con fuerza al escuchar su voz temblorosa al otro lado de la línea.
—Sofía… necesitamos hablar.
Lo noto en su tono. Hay algo grave. Algo que no está bien. Mi mente se dispara al instante, recorriendo las posibles razones por las cuales él podría estar tan alterado. Un accidente, problemas con los negocios… pero no. Lo que me dice después es peor que cualquiera de mis peores suposiciones.
—Es sobre Alexander. Alguien de su mundo está buscando venganza, Sofía. Y no solo eso, te están poniendo en el centro.
Mis ojos se abren con incredulidad, y un frío helado se instala en mi pecho. Mis manos tiemblan, y un nudo se forma en mi garganta. Alexander. Es imposible. ¿Cómo pudo suceder algo así?
—¿Qué estás diciendo, Juan? —mi voz suena distante, lejana, como si las palabras estuvieran luchando por salir.
—Hay gente que lo odia, Sofía.