El sol se filtraba a través de la ventana, iluminando de manera suave el pequeño apartamento que Coromoto compartía con Ángel, aunque no de manera oficial.
Los días se habían convertido en una sucesión de encuentros furtivos y conversaciones llenas de ternura, pero también de una creciente incomodidad.Ya habían pasado varios meses desde que su relación comenzó, siete meses, y la intensidad de los sentimientos no había hecho más que aumentar. Sin embargo, con cada día que pasaba, también lo hacía el peso de la mentira, la carga de lo que ocultaba a su familia y especialmente, a sus hijos.Coromoto se encontraba sentada frente a la ventana. mirando cómo la luz del día transformaba las sombras, algo dentro de ella le decía que ya no podía seguir viviendo de esa manera, que su vida estaba dividida entre dos mundos: el de la realidad, con sus responsabilidades y su familia, y el de la pasión que había encontrado en Ángel, un amor que la hacía sentirse viva, deseada