El sol de la mañana colaba sus rayos a través de las cortinas, iluminando suavemente la sala de su casa.
Coromoto estaba en la cocina, absorta en la preparación de un café que necesitaba más que nunca.
Los últimos días habían sido una mezcla de sensaciones encontradas, entre la tranquilidad de estar con Ángel y la incertidumbre que aún se aferraba a su corazón.
Mientras la cafetera emitía su característico sonido, pensaba en Patricia, su amiga de siempre, y en la conversación que, sin saberlo, estaba a punto de cambiar algo dentro de ella.
Habían pasado ya varios días desde que Patricia había mencionado un mal presagio.
Las palabras de su amiga resonaban en su cabeza como un eco, incluso en los momentos más tranquilos.
Era un comentario inocente, al menos en apariencia, pero la tensión que traía consigo era palpable.
Hace varios días, Patricia había llegado al apartamento de Ángel sin previo aviso.
No era común que se presentara sin ser invitada, y eso fue lo que inqui