Eva, Alejandro y augusto salieron de Madrid, este sería un nuevo comienzo, El pequeño Augusto, era evidente que daba brincos de alegría, aunque Eva trataba de ser discreta con lo que ocurría entre ella y Alejandro, era más que obvio que Augusto no era tonto y se daba muy bien cuenta de que sus padres traían algo entre manos.
- Mami, cuando lleguemos a México, ¿Dónde viviremos? -preguntó Augusto con duda.
- Mi cielo, buscaremos una casa, pero por el momento nos estaremos quedando en el hotel que el tío Oriol eligió para nosotros.
- ¡De ninguna manera, Eva! -dijo Alejandro, con un tono un poco extraño.
Eva miró al hombre sentado a su lado, no sabía cómo interpretar aquello.
- Tengo varias propiedades en México, así que, creo que pueden usar alguna de ellas. La que elijan, estará disponible en el momento en que ustedes digan.
- Alejandro, no, no es necesario… -dijo Eva tratando de no entrar en una discusión que sabía que se podía dar.
- Eva, ¿Crees que es sano que Augusto viva ence