- ¡Jamás pude agradecerte por la ayuda! -dijo Alejandro acercándose a Oriol.
Oriol volteó a verlo y se levantó de su silla, le extendió la mano y le dio un fuerte abrazo.
- Antes que nada, ¡Felicidades! Y ahora, te digo algo, era lo mínimo que podía hacer por ella… -dijo Oriol mirando a la mujer que bailaba con sus hijos en la pista.
- ¡No! ¡No! Sin tu ayuda… Definitivamente, ni Eva, ni yo, estaríamos aquí. -dijo Alejandro mirándole con algo que Oriol no podía describir.
- No pude hacer nada cuando se la llevó ese animal, menos cuando secuestró y mató a su hermano y la madre de tu hija… Pero, cuando supe que ibas en búsqueda de Eva, sabía que no podía hacer ruido, pero debía seguir tus pasos con cautela.
- Llegaste en el momento oportuno… -dijo Alejandro recordando lo sucedido luego de que Eva terminara matando a Sergio.
- Hubiera preferido llegar antes, pero la gente del gobierno de Rusia no estaba segura de intervenir, pues, según, ese tal Sergei era intocable en aquel país.
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