Eva y Alejandro conversaron por largo rato en el estudio o al menos eso era lo que la familia creía, para cuando ellos regresaron al comedor, los niños ya estaban afuera jugando en el jardín, Eva parecía haber sido devorada por completo en los labios.
Alejandro lucía más relajado y ambos iban tomados de las manos, sonreían de una manera que hace mucho tiempo no lo hacían, aquella visión le dio un poco de tranquilidad a Martina, quien definitivamente anhelaba que Alejandro entrara en razón y aceptara la familia que se había formado.
- ¿Café? -preguntó Martina meciendo a Ivan, que estaba por quedarse dormido.
- Sí… -dijo Eva un tanto apenada, pues sabía bien lo que había pasado y se sentía como una chiquilla que podía ser reprendida en cualquier momento.
- Entonces, Alejandro ¿Cuál es tu decisión? -dijo Sebastian con la seriedad de un padre sobreprotector.
- Amo a Eva y quiero una familia con ella… -dijo Alejandro muy seguro de su respuesta.
- ¡Perfecto! Siendo así, tenemos mucho que pla