Lo que arde en silencio.
Lía
Desde que Kael volvió del Bosque Roto, algo en él no estaba bien.
No era solo su expresión seria —eso era normal en él— sino la forma en que me observaba: como si buscara algo escondido bajo mi piel. Algo que ni yo misma entendía.
La marca en mi muñeca seguía tibia desde el ataque. Dalan insistía en que lo que ocurrió en el bosque no había sido normal, pero cada vez que estaban juntos, Kael parecía querer arrancarle la voz de un zarpazo.
Y esta mañana no era la excepción.
—No deberías acercarte tanto —gruñó Kael cuando me encontró entrenando con Dalan.
Sus ojos estaban oscuros, demasiado intensos. Dalan levantó las manos.
—Solo la estaba ayudando.
—No te pedí ayuda.
Yo intervine antes de que los dos terminaran golpeándose.
—Kael, basta. No podemos estar peleando por todo.
Él me sostuvo la mirada. Había algo en él… una mezcla de miedo y rabia. Y eso me inquietó más que cualquier criatura del bosque.
—Necesito hablar contigo —repitió, como anoche— A solas.
Iba a seguirlo cuando Sere