Mundo ficciónIniciar sesiónEl viaje al sur fue un descenso a otro planeta. Dejaron atrás la arrogancia de Buenos Aires en un jet privado que Giménez había conseguido a través de canales que Florencio prefirió no conocer. Volaron durante horas sobre la inmensidad monótona de la pampa, un océano de tierra que luego dio paso a la estepa patagónica, un paisaje herido, barrido por un viento que, incluso a diez mil metros de altura, parecía tener una voz.
Selene pasó todo el viaje en silencio, la frente pegada a la ventanilla helada. Abajo, la tierra era un mapa de soledades. Y ella se sentía como una gota de sangre en ese mapa, buscando el corazón de su propia herida. La revelación sobre su madre no le había traído esperanza. Le había traído una nueva forma de dolor. La esperanza es un lujo. Esto era una deuda. Una obligación.Florencio la observaba desde el otro lado del pasillo.






