025.
Capítulo: El ritual del silencio.
Selene se despertó empapada en sudor.
Pero no era solo sudor. Era sal. Lo supo apenas se llevó la mano a la frente: sal gruesa, pegajosa, como si el mar la hubiese lamido entera durante la noche.
El aire en la habitación era espeso. El silencio, total. No el silencio habitual de una madrugada rural, sino uno denso, artificial, como si los sonidos estuvieran prohibidos.
No oía a los insectos. Ni al viento.
Ni siquiera… a la luna.
Esa era la parte más brutal.
La luna siempre había estado ahí. Incluso cuando no era visible. Incluso en las lunas nuevas, cuando su poder se escondía tras la oscuridad, ella la sentía. En el cuerpo. En las uñas. En el pulso.
Pero esa noche… no había nada.
La luna se había apagado en ella.
🌑 🌊 🐾
Mar caminaba por la casa como si nunca hubiera dejado de hacerlo.
Estaba vestida con una camisa de Selene. El pelo húmedo. Los pies descalzos.
No parecía enferma. Tampoco normal.
Era otra.
Los pasos no hacían ruido. El agua que gote