026.

La luna no regresó esa noche.

Ni en la piel. Ni en la sangre. Ni en la voz.

Selene Maris caminaba sola entre los sauces del parque, con el paso de quien sabe que está siendo seguida, pero no se detiene a comprobarlo. Tenía la mirada clavada en el suelo húmedo, y las uñas cortas. No garras. Nada en su cuerpo respondía al llamado habitual. No olía mejor. No escuchaba más allá. No sentía esa tensión suave en la columna que anticipaba el cambio.

Sólo un silencio interior que no era paz. Era desconexión.

Como si algo hubiese cerrado la llave de su esencia.

Detuvo su marcha al llegar al viejo kiosco abandonado frente al río. Tenía la chapa oxidada, los vidrios rotos. Pero aún olía a grasa vieja y a caramelos baratos. Allí solía refugiarse cuando era más joven. Cuando la manada aún existía. Cuando no era una loba sola.

Cuando Elio no había convertido su historia en sangre.

Cerró los ojos.

La luna, oculta tras una capa de nubes, parecía ignorarla. Era peor que odiarla. Era indiferencia.

—¿Qué
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP