CAPÍTULO 62: SIGO AQUÍ
Dmitry
Los cuerpos caen sin emitir un solo sonido. Uno tiene la garganta abierta de lado a lado, el otro se ahoga con su propia sangre antes de alcanzar siquiera a gritar. Me muevo entre las sombras del callejón sucio, húmedo, con la precisión de un bisturí. Limpio, letal y silencioso.
No dejo huellas, no dejo testigos y no dejo que el rostro de Eden se me aparezca mientras lo hago, pero lo hace igual.
Estoy en Shenzhen, China. Un agujero brillante en la superficie, pero podrido por dentro. Aquí se mueve una de las redes centrales de la célula de la Triada que la busca. La misma que puso precio a su cabeza. La misma que juré desmantelar uno por uno, desde abajo, como un cáncer que se arranca a cuchillo.
El teléfono vibra en mi bolsillo. Reconozco el número antes de sacar el móvil, es Svetlana.
Contesto con un gesto, aún cubierto de sangre hasta los nudillos.
—Habla.
—Ya estás matando de nuevo —dice sin molestarse en sonar sorprendida.
—¿Qué quieres?
—Tengo infor