CAPÍTULO 39: NO TE VAYAS
Eden
Es domingo, y eso significa dos cosas: uno, que esta farsa de vida que llevo está a punto de terminar, y dos, que tengo que vestirme para ir al recital de ballet con mi mejor amiga.
Elijo el vestido más bonito —y más provocador— que tengo. Es rojo. Sí, rojo. Para que no quede ninguna duda de que quiero pecar. Me queda como una segunda piel, y cuando me veo en el espejo, por un segundo, no me reconozco. Ya no me veo como la criada, en realidad me veo… muy bien.
Suspiro y me aferro con fuerza a mi cartera, pero claro, no puedo dar un paso fuera de la mansión sin que el Pecador Mayor lo note. Nikolai me intercepta en el pasillo con la sutileza de un elefante en medio de la habitación. Sus ojos me recorren como si acabara de ganar un premio que no piensa compartir con nadie.
—¿A dónde crees que vas? —pregunta con una voz más posesiva que de costumbre.
No me inmuto. Aunque por dentro, lo admito, una parte diminuta de mí se tensa, pero no es por miedo.
—Voy a s