Capítulo: Pocion de pasión.
Riven miró a Tena con ojos que ardían en una mezcla de rabia y desconfianza. La tensión en el aire era palpable, como un trueno que precede a la tormenta.
—¡¿Qué le hiciste?! —su voz resonó, cargada de una furia que apenas podía contener.
La mujer se arrodilló, sus lágrimas caían como perlas sobre el suelo.
—¡Mi Alfa, juro que yo no le hice nada! ¡Soy incapaz! —suplicó, su voz quebrada por el llanto.
Riven ya no le creía. La traición se cernía sobre ellos como una sombra oscura, y el dolor de la incertidumbre lo impulsó a llevar a Armyn lejos de allí.
Lanzó un gruñido profundo, un llamado a su Beta y a los guardias, quienes corrieron a ayudar y a perseguir a esos lobos traidores que amenazaban su manada.
Con el corazón acelerado, Riven llevó a Armyn hasta su habitación.
Ella estaba asustada, su piel ardía como si una fiebre la consumiera. Sintió un temblor recorrer su cuerpo, un eco de lo que estaba por venir. Iba a buscar a una curandera, pero antes de que pudiera moverse, Armyn abrió