Dos razas que se odian a muerte, Dos almas gemelas, Una Futura Reina y Un Futuro Alfa, Un Lobo y Una Vampiro. e El fruto de un amor prohibido en medio de sangre, dolor, odio y muerte. Un amor imposible... Una historia de amor única en que terminará? Podrá el amor vencer al odio?
Ler maisAlgo olía muy bien, el olor despertó a Ziara, pero al abrir sus ojos notó que nada de lo que veía era conocido, estaba acostada en un mueble negro y sobre ella había una manta blanca, mirando a su alrededor encontró una mesita de madera y sobre ésta había una Jarra con agua y varios tipos de plantas.
Todo parecía extraño, desconocido, Donde estaba? Que le había pasado?
Ziara Sintió algo humedo y frío en su abdomen, con miedo e intriga empezó a sentarse poco a poco, se quitó la cobija y se levantó la franela en su vientre había un pañito mojado y con algunas plantas, las mismas que habían en la mesa, se quitó todo eso y notó algo rojo en su vientre, tocó esa zona y algo en ella se removió, de inmediato Ziara intentó levantarse pero eso sólo le causó un gran dolor, tanto así que cayo al piso haciendo un sonido seco al impactar contra el suelo, ¡Ahhhh, ayyy maldición esto duele!!!
Se escucharon unos pasos apresurados hacía donde ella estaba en el piso, una hermosa mujer de Tez morena, unos ojos marrones muy llamativos y un buen cuerpo, un cabello afro largo que le daban un toque muy sexi, la mujer tomó a Ziara y la sentó de nuevo en el muble.
- Estas muy débil, no puedes levantarte sola.-Quien eres? Y como es que llegue Aqui?
- Soy Abigail, venía de camino a casa cuando te vi inconsciente en el piso, no pude dejarte allí, este lugar esta alejado de todo y es muy peligroso.
- Si es tan peligroso, como es que vives por acá?
- Guao, como se nota que eres una Vampiro no tienes ni un gramo de gentileza ni de agradecimiento, técnicamente acabo de salvar sus vidas. Al escuchar a Abigail Ziara no pudo evitar levantarse de un brinco y con sus ojos abiertos como platos le preguntó
-A quien mas salvaste? Quien mas estaba conmigo? Yo, yo, estaba sola, alguien me hizo daño?- Oye, que haces? No puedes levantarte aun.
- No me has contestado, Quien estaba conmigo? Yo recuerdo haber estado sola.
- Dije salvarlos porque estas embarazada, llevas un ser dentro de ti, dese hace pocos días, pero es muy fuerte, esta quitandote toda tu energia, pero siento que hay algo más.
- Jajaja no, no puede ser, esto es una broma, usted trabaja con mi papá y está tratando de engañarme quien sabe para que.
- NO, yo no trabajo para nadie y menos para ese despreciable ser y menis jugaría con algo como esto.
- Como puedo creerte? No se donde estoy, algo me pasó, no te conozco y según tu me ayudaste, de verdad no entiendo y como es que tu sabes o mejor dicho por que crees que estoy embarazada?
. - No lo hice por ti princesa, lo hice por esa criatura que hay dentro de ti, hay cosas que no puedo responder por lo menos no por ahora, solo se que lo estas y listo.
- Yo no puedo, no creo, es imposible.
- Claro que es posible y lo estas pero eso nu durará mucho si no te cuidas ese bebé te está consumiendo debes cuidarte.
- De verdad lo estoy? Con algo de melancolía en sus palabras y felicidad en sus ojos Ziara llevó las manos a su vientre y un pequeño tirón eléctrico paso de su vientre a sus dedos, y eso alejo toda duda de ella, Mi bebé, te cuidaré con mi vida.
Luego de unas horas, Abigail le había dado a tomar a Ziara unos remedios y un tazón de sopa al que la joven y embarazada Vampira no pudo negarse, pudo levantarse y caminar supo que había recuperado sus fuerzas no por mucho tiempo eso dijo abigail y ya era hora de irse.
-Princesa puedes quedarte a dormir aquí, pero solo por hoy.
- Gracias abigail pero creo que ya e estado mucho por aquí y me deben estar buscando, debo irme, pero necesito saber algo. Por que no puedo saber quien eres? O que eres? Y Como es que sabes todo eso?
- Llevas aquí medio día y sigues insistiendo en lo mismo, pense que ya lo habias olvidado dijo Abigail con una pícara sonrisa en sus labios, pronto lo sabras, ahora debes irte, cuidate y cuida a tu bebé.
¿Que podían causar las palabras de Zilana? Sus palabras desatarían la ira despiadada del Rey, al que no le importaba lastimar a su propia hija. ¿Le dolía? No, no le dolía. Le molestaba que tuviera todas las pistas delante y no las vió. ¿La mataría? La respuesta era si, nadie se interpondria entre Isan y su poder. El rey se notaba inquieto, parecía estar atando cabos con su mente. *Tal vez se trataba de una trampa de Zilana* Eso pensó. - Cómo se que es cierto lo que dices? Zilana lo conocía seguro no perfectamente, pero si conocía lo suficiente de él. Había aprendido a conocer sus gestos, el cambio extraño de sus ojos, la forma en la que su rostro se transformaba cuando estaba a punto de perder el control. Sus venas se brotaban, eran notorias y palpables. La que más se marcaba era esa vena en su cuello, la misma que ahora mismo parecía estar a punto de reventar. La vampiro trago grueso y tardó unos minutos en responder, cerró sus ojos por lo que creyó unos instantes. Pero l
Zilana se había desmayado después de haber recibido un fuerte golpe en su cabeza. Isan la despreciaba estaba claro. Había mandado a mudar Zilana a una celda en específico, decidió cambiarla de lugar porque la otra celda era más grande, además de que el aplastacabezas ya estaba allí. Pero no sólo se quedó con esas herramientas de tortura, había mandando a buscar unas cuántas, la celda en cuestión había sido modificada, había una gran mesa en el centro, que no era para comer, era una mesa con base de cemento y yeso, y arriba estaba cubierta de metal, tenía unas pequeñas azas, que eran usadas para amarrar a las víctimas, también tenía otras herramientas pequeñas, era obvio que no las iba a usar todas con ella, pues sabía que Zilana no resistiría mucho. También estaba el hecho de que todas esas herramientas debieron haber sido quemadas hace muchos años, fue una orden del consejo, después de aquella guerra atroz que casi acaba con todos los lobos y vampiros. La orden del consejo había s
Mazmorras ( Castillo Sangre y Fuego) Isan levantó su mano y con su dedo índice la señaló. -Fuiste un adorno en este castillo por años, pero estos últimos meses te volviste un grano en el culo, ahora, ahora mismo pasas por insolente, quién mierdas te crees tu para golpearme? Me pase de bondadoso contigo, pero siempre, siempre se pueden corregir los errores. - Y que hay de los tuyos? - Aún te crees con derecho a opinar? A ver, mejor hablemos de lo que dijiste. ¿Quién, quién me va a traicionar? ¿Quién desea mi caída? - Yo, yo deseo tu caída. Isan entrecerró los ojos y comenzó a reír. La verdad era que se veía bastante desquiciado y esa horrorosa y maquiavélica forma de reír erizaba la piel de cualquiera. - ¿Crees que puedas ver mi caída? Si es que eso llegara a pasar. O mejor dicho, ¿Crees que podrás salir de aquí? Los ojos de la vampiro se cristalizaron, debía usar cualquier información que le permitirá salir de tan horrible lugar, pero con Isan nada estaba claro, pod
Castillo - Clan Sangre y Fuego - Vamos, apresúrate. - Isan, estás seguro que no hay problema con que me quede aquí? - ¿Por qué habría problemas? - Por tu esposa. El rey rio divertido. - Yo no tengo que rendirle cuentas a nadie, soy el rey, estás son mis tierras. Betzabet se quedó en silencio, pero la verdad era que estaba feliz. Amaba a Isan, lo amaba con locura y el hecho de que le ordenara quedarse en el castillo significaba mucho. Le preocupaba un poco la reacción de la esposa, sabía que era algo a lo que no tenía que darle importancia pero lo hacía, era la mujer con la que vivía hacia muchos años. Llegaron al castillo e inmediatamente fueron recibidos por él mayordomo y la servidumbre del castillo. - Mi Rey, Zac vino y nos dió su mensaje también trajo el equipaje, están terminando de ordenar la habitación de huéspedes aquí abajo. - No se quedará abajo, prepara la habitación de arriba. Una voz que hizo sobresaltar a la servidumbre sonó desde arriba. - Para quién
Los ojos de Alana se abrieron como platos, fueron de la loba al vampiro. Su cabeza comenzó a doler de una forma inimaginable, sus ojos se cristalizaron. - Ohhh, no me digas, vas a llorar? Alana no pudo hablar, sentía un nudo en su garganta. Y por si fuera poco todo aquello que estaba sintiendo, su mente comenzó nublarse. * No, no es el jodido momento de dormir* Cerró sus ojos con fuerza y una lágrima corrió por su mejilla. - No era necesario decirlo. - ¿Por qué, no? Que ibas a esperar? - ¿Es cierto? Stella rio. - Crees que mentiría? - Cállate Stella, no estoy hablando contigo. Se acercó a Alana y puso su dedo índice en su frente de forma despectiva y molesta - Mucho cuidado con la forma en que me hablas. No estás en la jodida manada. Alana buscó los ojos de Gastón y cuando sus miradas se cruzaron pudo sentir la frialdad con la que la miró. Fue imposible no sentirse como una estúpida, la habían engañado. Su labio inferior tembló. - Entonces, es cierto. Me mentiste. ¿Por qué l
- De verdad no puedo estar con ella? O eso sólo lo inventaste para que no deje de estar contigo? La mano de la loba fue hasta los labios del vampiro. - Crees que me pondría celosa? - Acaso, no tienes sentimientos Stella? Una sonora risa brotó de sus labios. - Jajajaja- Claro que los tengo, pero los cuido más que a nada. - Te han hecho sufrir o, no? - Digamos que, alguien me rechazó por Alana y soy una loba que nunca pierde. - No me digas- Respondió Gastón con Sarcasmo La loba se acercó y le dió un casto beso en los labios. - Vamos, debes vestirte. Alana no debe sospechar nada, aún no se puede enterar. - Cada día es más insoportable estar con ella. Me asfixia estar junto a ella. Quiere que la tome a cómo de lugar. Y yo. - Y, tu qué? - Soy hombre Stella, tengo poca fuerza de voluntad. - Bueno, ya te dije lo que debías hacer. No es por celos, es que no sabemos cómo va a reaccionar en cuánto sus poderes comiencen a aparecer, puede ser peligroso para ti. - Tienes razón. Pe
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