96.
La fuerza tan grande con la que se sacudió la montaña no fue algo para nada normal. Todos los vampiros que estaban en el comedor se pusieron de pie, alertas. Yo apreté con fuerza los puños y suspiré, tratando de contener el miedo que me invadió. Sabía que aquello no era normal. Claro que no era normal. Todos lo sabíamos.
Pero entonces nos quedamos ahí, en silencio, esperando atentamente para ver qué sucedía. Luego se escuchó un extraño ruido, algo parecido a un silbido ligerito y agudo, pero lo suficientemente fuerte como para que pudiéramos escucharlo desde donde estábamos. Entonces, nuevamente se escuchó la explosión, remarcando que aquello parecía ser un ataque.
Salomón se puso de pie, abrió sus alas y las sacudió con fuerza. El viento que generó hizo trastabillar a un par de vampiros descuidados que cayeron sentados al suelo. Parecía que algo le pasaba. Me puse de pie y corrí hacia donde estaba el rey cuervo. Tus ojos se abrieron. Su expresión cambió.
— Es un hechizo — dijo — .