¿Qué hacer cuándo pierdes a la única persona que tenías en todo el mundo? Aisha Martínez es una exitosa doctora con una reputación que se ve destruida de la noche a la mañana y todo por una aventura de una noche. Reacia a casarse para evitar ser lo que más teme, una ama de casa abnegada, no va a poder huir de lo que el destino le tiene preparado, ¿Podrá ser ella feliz? ¿El amor florecerá o todo se verá empañado por los malos sentimientos de los demás?
Ler maisLa familia Montecristo se caracterizaba por ser una de las más ricas a nivel nacional e internacional, ellos tenían múltiples inversiones que les generaban varios miles de millones anualmente y todo era gracias a Alejandro Montecristo, el único nieto de Gael Montecristo.
Él había estado interesado en abrirse paso en el ámbito de salud y aunque consideraba esto un negocio rentable, su abuelo, un hombre de convicciones anticuadas e incluso un poco arcaicas se negaba totalmente, pero, esto iba a cambiar dentro de muy poco tiempo…
En una solitaria oficina se encontraba un hombre, él emanaba una autoridad que aplastaba a cualquiera, sus ojos magnéticos eran capaz de cautivar hasta un corazón de piedra y su físico no se quedaba atrás. La vista que lo respaldaba asombraba hasta el más exigente, ubicado en el último piso de un edificio que sobresalía por los demás.
Toc, toc, toc.
Alguien tocó la puerta y él autorizó que entrarán, permaneció sentado en su silla de cuero puro y miró a su secretario personal caminar apresurado.
— Señor, es de parte del hospital Martínez — él entregó una invitación que llevaba escrito el nombre de Alejandro Montecristo — ¿Quiere que confirme su asistencia o la niegue?
— ¿Quién envía esto? — el sobre fue abierto — así que es una gala.
— Sí señor, es una gala y la invitación ha sido enviada por el Doctor Antonio Ortega. ¿Confirmó su invitación o la rechazó?
— Confirma — él arrojó el sobre sin importancia — prepara todo lo necesario y dile al abuelo que voy de regreso a casa.
El centro hospitalario se alzaba en una de las mejores zonas de la ciudad, ese día las luces alumbraban el enorme edificio y una alfombra había sido preparada para que los prestigiosos invitados desfilaran. Alejandro decidió irse por un sitio un poco más privado y evitar todo el tumulto de los periodistas, fue en ese momento que miró a la bella mujer ayudando a un anciano de unos 80 años.
Alejandro quedó prendado de la belleza de esta mujer, hubo algo dentro de él que se removió al verla, en definitiva era una delicia a la vista y cualquiera se quedaría prendado en sus ojos y la piel que parecía más suave que la seda misma.
— Ven, abuelo — ella tomó la cola de su vestido y la puso en su brazo — ten cuidado por favor.
— No te preocupes, Aisha. Estoy viejo pero no llegó a tanto.
Ni el abuelo, ni la nieta Martínez se dieron cuenta de que un hombre ambicioso y sumamente discreto los miraba en la penumbra como si fuera un gato en medio de la noche.
A pesar de que él había tenido ciertos sentimientos que no había experimentado antes, sintió uno nuevo, un desagrado total ya que pensaba que la bella mujer que logró mover su piso solamente era una amante de aquel señor que bien podría ser su abuelo, no era la primera vez que lo veía, mujeres sin escrúpulos que se meten con ancianos todo para obtener dinero y lujos.
Alejandro terminó por quedarse en la fiesta a pesar de que un sabor desagradable se cernía en su boca, estaba en un rincón donde nadie lo veía, pero eso no quería decir que su persona no podía ver a nadie, tenía una amplia vista de todo el panorama y esto le gustaba ya que mantenía el control.
Él miró a Aisha que iba del brazo de su abuelo y era custodiada por alguien más, el vestido rojo rubí que usaba era pegado al cuerpo, la tela brillante destacaba entre todos y el escote corazón hacía que su pecho tuviera un volumen mayor y levantaba sin caer en lo vulgar.
— Esta noche nos encontramos aquí para festejar el aniversario de este hospital — el anciano se colocó en un podio — tenemos el placer de informar que la meta en donaciones ha sido sobrepasada y mi querida nieta, Aisha Martínez, se encuentra a la disposición para operar a aquellos niños con enfermedades cardíacas y el doctor Salvatierra a aquellos que poseen labio leporino.
Los aplausos sonaron y los mencionados se levantaron para recibir los aplausos de una forma bastante sencilla, Alejandro por su parte se encontraba con un sabor bastante amargo al saber que aquella mujer no era la amante del director sino su nieta, por primera vez había juzgado sin saber nada y se dejó guiar por las apariencias como si fuera una persona viciosa y superficial. Todos estaban festejando pero eso se detuvo en el momento que el señor Martínez se desplomó en medio de la sala.
— ¡Abuelo! — Aisha corrió a su lado y se lanzó al suelo — ¡Christopher, ayúdame!
El doctor cargó a este señor con un poco de dificultad y se lo llevaron al hospital, una vez en el centro comenzaron a mandar todas las pruebas necesarias y Aisha ya se había quitado el vestido, los tacones, las joyas y todo lo que la adornaba esa noche.
— Necesita una operación a corazón abierto — ella miró la tomografía — es una angina de pecho, si no lo opero, lo voy a perder.
— Ten calma — Christopher se puso a su lado — verás que todo va a salir bien, eres la mejor cardiocirujana que hay en todo el país.
— Iré a hablar con él — Aisha se hizo a un lado y se alejó un poco de él — por favor ve a la fiesta y hazte cargo de todo.
Aisha entró en la habitación de su abuelo, él se encontraba conectado al monitor y en el momento que ella miró los signos vitales se dió cuenta que se encontraban en el límite de lo permitido.
— Abuelo — ella se acercó a él y acarició su cabeza — es el corazón nuevamente, hay que operar y…
— Antes de que sigas, hay algo que te quiero pedir — él extendió sus manos hacía ella y fueron tomadas — escucha cariño, sabes bien que desde la muerte de tus padres en aquel accidente de coche, has estado solamente a mi lado y te encuentras sola. Justo por eso es que necesito que te cases cuanto antes, he preparado varias opciones y quiero que escojas a alguno de estos hombres para que cuiden de ti.
Él le entregó un sobre con la información de los candidatos que había preparado, Aisha aunque los tomó los hizo a un lado y los ignoró.
— No arrojes el sobre, ahí se encuentra tu futuro. Por favor considera lo que te estoy pidiendo, sabes bien que no te quiero ver desprotegida.
— Abuelo, aunque no me niego a tener una familia, creo que este no es el momento para ello. Quizás más adelante pueda cumplir eso, pero, en este instante quiero ejercer mi carrera y ver de qué manera puedo abrirme paso en el ámbito profesional.
— Pequeña, no hagas esto. Toma el sobre que con eso me voy a sentir más tranquilo, escucha, el tiempo se acaba y lo puedo sentir, quizás la operación funcioné y quizás no, sabes bien que nunca hay una garantía en estos casos, por favor prometeme que vas a casarte.
— ¿Y quién está en el sobre? ¿Christopher? Sabes bien que no siento nada por él, es un buen amigo y más nada.
— No, Christopher no se encuentra ahí, sé bien que es un buen hombre y que te ama profundamente; sin embargo no posee el poder necesario para protegerte — él comenzó a toser de forma incontrolable — júrame que vas a buscar un esposo.
— Necesitas una operación a corazón abierto, tienes una angina de pecho y no podemos esperar que las cosas se compliquen.
— Quiero que tú me operes, no permitas que Antonio lo haga, sabes perfectamente los motivos por los cuáles te pido esto.
— Muy bien, arreglaré las cosas para tu cirugía y respecto al matrimonio voy a guardar el sobre al ver que te importa tanto, pero no prometo nada porque sabes bien la postura que tengo actualmente.
Aisha tomó los papeles ya que sabía bien que su abuelo no se quedaría tranquilo, fue a organizar todo lo necesario para la operación y mientras lo hacía se dió cuenta que el diagnóstico de su abuelo era bastante reservado, incluso corría peligro en sus manos.
<< No es sencillo hacer una operación a corazón abierto a un hombre de 85 años después de todo.>>
— ¡¿Qué crees que estás haciendo, Aisha?! — el doctor Ortega entró a la oficina — ¿Acaso planeas operar al director? Ni se te ocurra, lo haré yo mismo.
— Lo lamento mucho, doctor Ortega — ella se levantó de su silla — pero mi abuelo quiere que sea yo la que lo opere, no pienso ir en contra de su voluntad y complacerte a ti solo porque sí.
— Niña atrevida, ¿Acaso te olvidas con quién estás hablando? ¡Soy el vicepresidente de este hospital y te recuerdo que no puedes pasar por encima de mí!
— Pero te recuerdo que mi abuelo es el presidente del hospital y también el propietario, no me hagas hablar con él porque sabes que me va a apoyar.
— Mi última palabra es que el director no se va a operar en tus manos, yo mismo lo haré ya que careces de la experiencia y no estará en mejores manos que en las mías.
— ¿Es en serio? Cualquiera diría que te preocupas por mi abuelo pero nosotros bien sabemos que lo único que quieres es que se muera para tomar posesión del hospital.
Paf, paf, las bofetadas resonaron en la oficina y una línea de sangre se deslizó en el labio de Aisha.
— En serio que eres atrevida, conoce tu lugar chiquilla huérfana.
— No te voy a permitir que me vuelvas a golpear, así me mates a golpes no voy a dejar que toques al abuelo, es mi última palabra.
— Eso veremos chiquilla, eso veremos.
El doctor Ortega salió de la oficina y Aisha sintió su sangre hervir, respiró profundamente y decidió seguir adelante con la operación ya que no había tiempo que perder.
— Por favor ven — ella llamó a una enfermera — quiero pedirte algo.
La enfermera llegó y le pedí que preparará todo lo necesario para la operación con el abuelo, sabía lo que hacía y tendría oportunidad de hacer que él permaneciera más tiempo a mi lado.
— ¡Aisha! — el doctor Ortega caminó en su dirección — ya te he dicho que no puedes operar al director, es mi última palabra.
— Y yo te dije que no voy a permitir que lo operes, ahora si me disculpas tengo cosas que hacer con el abuelo antes de su cirugía, no puedo perder el tiempo contigo.
— Te recuerdo que soy el vicepresidente, no puedes ignorar totalmente mis órdenes y debes acatarlas.
— Sí acató tus órdenes, es muy probable que terminé por enterrar al abuelo, ambos lo sabemos…
— Gracias, doctor. No podría haberlo logrado sin su ayuda y apoyo.El psicólogo sonrió.— El mérito es tuyo, Alejandro. — El psicólogo sonrió. — Te deseo todo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida. Estoy seguro de que serás un maravilloso padre.Ambos se dieron la mano con una sensación de logro compartido. Alejandro salió del despacho con una sonrisa radiante, listo para enfrentar el futuro con confianza y determinación.Manejó de vuelta a la casa y al llegar miró a Aisha hablando con una de las empleadas.— El chófer te va a llevar a la tintorería, necesito que este saco se lave y se planche con suficiente almidón. Mi esposo tiene una reunión en estos días y debe estar presentable.— Si, señora. Como usted ordene — ella tomó el saco — ¿Necesita algo más?— No, solamente eso — ella le sonrió amablemente — te lo agradezco.— ¡Aisha! — Alejandro gritó y ella volvió a ver entonces él salió corriendo y la alzó por los aires — ¡Estoy curado! ¡Ya puedo ser un buen esposo!— Me alegra sab
Aisha lo miró con gratitud, sintiendo su corazón lleno de amor por el hombre que tenía a su lado.— Eres increíble, Alejandro. Nuestra hija será muy afortunada de tenerte como padre.Juntos, se quedaron un momento contemplando el dibujo, sabiendo que representaba el inicio de una nueva etapa en sus vidas como familia.— Creo que nuestra Grace será muy afortunada de tenerte a ti como madre, más que a mí como padre.Aisha apoyó su cabeza en el pecho de Alejandro y luego colocaron a la bebé en la cuna. Ella y Alejandro se deslizaron fuera de la habitación de Grace con la misma delicadeza de ladrones expertos, tratando de no despertar a la pequeña que dormía plácidamente en su cuna.— Creo que es hora de ir a descansar un poco, me siento exhausta, ¿No crees?Alejandro asintió con una sonrisa, pero enseguida una sombra de preocupación cruzó su rostro.— Sí, pero... ¿Segura que Grace está bien en su cuna? ¿No deberíamos llevar el monitor de bebé?—Cariño, está a solo unos pasos de distancia
Todos consideraron el nombre, dejando que resonara en el aire. La madre de Alejandro fue la primera en responder.— Grace, es un nombre fuerte y precioso.María asintió con entusiasmo.— Definitivamente digno de una pequeña princesa.Aisha y Alejandro se miraron el uno al otro, sintiendo que habían encontrado el nombre adecuado para su hija. Grace, su pequeña triunfadora, llevaría consigo un nombre lleno de elegancia y gracia.Desde ese momento en adelante, Grace sería el nombre que llenaría sus vidas de significado y amor. La pequeña estaba destinada a crecer en un hogar lleno de cariño y cuidado, rodeada de personas que la amaban profundamente. — Chris — ella miró a su amigo — tengo algo que decirte, quizás no lo sabes pero Mel ha fallecido — él se quedó helado — la asesinaron, ella me salvó de un disparo que me iba a dar Aryeh y también él falleció.Christopher se quedó en una especie de shock al escuchar todo, también del arresto de Antonio y las averiguaciones que se estaban hac
María tomó una respiración profunda antes de hablar, se le podía ver angustiada e incluso pálida debido a lo que estaba a punto de anunciar.— Aisha, tu abuelo falleció porque hubo una hemorragia durante la cirugía que hacía Antonio, y el doctor no recibió las pintas de sangre necesarias porque tu tío ordenó que no era necesario. Fue una pérdida de sangre incontrolable y... él no lo resistió.Aisha sintió como si el mundo se detuviera por un momento. No podía creer lo que acababa de escuchar.Una fuerte punzada en su vientre la sacudió, haciéndola jadear de dolor. Aisha instintivamente llevó una mano a su vientre, sintiendo una extraña presión.— María... algo... algo no está bien — murmuró, su voz estaba temblando.— Aisha, ¿Qué sucede? — María la miró con ojos alarmados y rápidamente se acercó a ella — ¿Te sientes bien?Aisha trató de concentrarse a pesar del dolor.—Siento... una presión muy fuerte en mi vientre, como si...De repente, un líquido caliente empapó su ropa y el suelo.
Al finalizar, Aisha se quedó un momento más junto a la tumba, perdida en sus pensamientos. Sabía que Mel estaba en un lugar de paz ahora, lejos del sufrimiento que había marcado sus últimos días. Agradeció en silencio por los momentos compartidos y prometió honrar su legado. De regreso a la casa, Aisha observó una última vez el árbol de cerezo en flor. Era un recordatorio de la belleza efímera de la vida y la fortaleza que Mel había demostrado hasta el final. Con el corazón lleno de gratitud y amor, Aisha se alejó, llevando consigo los recuerdos y el espíritu valiente de su prima. — Aisha — Alejandro estaba detrás de ella — ¿Cómo te sientes cariño? No fue necesario que Aisha hablará, una lágrima se deslizó por su mejilla. Alejandro entendió muy bien lo que ella quería decir, así que decidió llevársela de ahí cuanto antes. — Vamos a casa, todo esto va a pasar — él la cargó entre sus brazos — si quieres llorar, hazlo, solo que no sea por mucho tiempo. Aisha debido al cansancio y a
La habitación estaba cargada de tensión mientras el señor y la señora Lancaster se enfrentaban a la cruda realidad. El señor Lancaster, con la mirada cansada y preocupada, se dirigió a su esposa con un tono serio.— Caroline, necesito que entiendas la magnitud de la situación. Nuestro negocio estuvo a punto de irse a la bancarrota hace varios años, La señora Lancaster lo miró, incredulidad reflejada en sus ojos y se mostraba completamente atónita, asimilando la noticia. La realidad de la situación se cernía sobre ella, pesada y desalentadora.— ¿Qué estás diciendo, Robert? ¿Cómo es posible?— Isabella Delacroix fue quien salvó todo nuestro imperio. Su inversión fue lo que mantuvo a flote la empresa cuando estábamos al borde del abismo.— No puedo creerlo... No tenía idea de que estábamos en una situación tan precaria.— Isabella ha sido una aliada invaluable para nosotros. Pero ahora, al retirar su inversión, todo se está yendo hacia abajo.La señora Lancaster se llevó una mano a la
Último capítulo